48. Temor

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48. Temor

Evidentemente, a primera hora de la mañana, Draco envió una lechuza urgente a McGonagall. Horace Slughorn tendría que volver a Hogwarts para sustituirle antes de lo previsto, porque, estaba claro que no podría dejar a Harry solo en esas circunstancias. Había cerrado con llave la habitación de los gemelos, tranquilo de que su marido no recordase el hechizo de abrir puertas y bajó a desayunar.

Olía a beicon y a café. Pero el moreno estaba sentado en la cama con la mirada perdida en algún punto del salón.

-¿No vas a desayunar Harry?-preguntó preocupado.

El otro, en silencio, asintió, se levantó y lo siguió hasta la cocina.

La tensión podía cortarse con un cuchillo mientras comían.

-Anoche busqué fotos, te las enseñaré después-comentó, se veía que el chico no se sentía demasiado bien con lo que estaba pasando y seguro tenía preguntas-¿hay algo que te intrigue demasiado?¿alguna cosa que quieras saber?

-Pues...los chicos que estaban en el hospital conmigo...

-Los Weasley.

-Si, uno de ellos dijo que era mi mejor amigo-no levantaba la vista de sus huevos revueltos y no dejaba de removerlos con el tenedor.

-Ron, sí, es tu mejor amigo.

-¿Y por qué no vivo con él?¿por qué vivo contigo?-el corazón de Draco se le oprimió tanto que pensaba que se le pararía en ese instante.

-Yo también soy tu amigo...¿no te gusta vivir aquí? esta es tu casa, donde te criaste antes de vivir con tus tíos.

-¿Ah si?-echó un vistazo alrededor como si eso sirviera de algo, y siguió con su tarea de no desayuno.

Harry volvió a la cama mientras el rubio subió a toda prisa al dormitorio a por las fotografías. Si el sanador estaba en lo cierto, pronto empezaría a recordar y todo eso no sería más que una desagradable anécdota, aunque era inevitable el sentimiento de desazón.

Por como se habían desarrollado sus vidas en el colegio de magia, no tenían fotos juntos así que debía contarle los hechos, omitiendo los detalles románticos o de índole similar.

Mientras veía las fotos, el moreno permanecía serio y callado. Escuchaba atento todo lo que el ojiplata le contaba. Descubrió que su compañero de casa y él se habían conocido en un lugar llamado el callejón Diagon, y que al principio se llevaban tremendamente mal porque al parecer, habían quedado en casas rivales, entre otras cosas. Ron y Hermione, aquella extraña chica que les había recibido la noche anterior, eran sus mejores amigos. Supo que Alguien-que-no-debe-ser-nombrado mató a sus padres y luego intentó matarlo a el. Todos los contratiempos, pérdidas y sufrimientos que tuvo que pasar hasta llegar a ese momento.

Horas. Muchas horas estuvieron allí. Draco hablando y Harry escuchando y observando. El rubio no apartaba la vista de las orbes verdes por si veía algún brillo que le indicase que su Harry empezaba a aparecer, pero nada. Por más cosas que le contó, por más fotos y objetos que le enseñó, parecía estar nadando contra la corriente. Y lo peor es que se moría por besarle, por contarle lo más importante, que era su familia, que no les había sido fácil estar juntos, pero que lo habían conseguido.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora