13. El recuerdo más feliz

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13. El recuerdo más feliz

A la mañana siguiente, lo único que podía expresar Harry era una tonta sonrisa que no se le iba de la cara ni pensado en su temporalmente confiscada Saeta de Fuego, sonrisa que se acrecentaba cada vez que veía, ya fuese de cerca o de lejos, al rubio que le traía de cabeza. Ron en más de una ocasión le había preguntado que le pasaba, porque nunca lo había visto de ese modo, y menos con las cosas que le estaban ocurriendo últimamente a su mejor amigo. Y las vacaciones llegaron a su fin y la gente volvió al colegio. Seguían sin hablarse con Hermione, aunque el moreno más de una vez, y atontado como estaba, no recordaba ni por qué. Pronto serían también, las clases extra que le daría el profesor Lupin al joven Potter, con el objetivo de enseñarle a ahuyentar dementores, para evitarse problemas en el próximo partido, que sería contra Ravenclaw.

A Draco Malfoy también le pasaba algo, y eso lo notaban hasta Crabbe y Goyle, que no eran demasiado avispados como para pillar las cosas. El resto de las vacaciones las pasó sin meterse con Harry Potter, detalle que advertía toda la escuela, incluso al volver de las fiestas, más de uno se sorprendió. Y ni siquiera lo criticaba en las dependencias de Slytherin, algo que captaron sus más allegados. Pero nadie decía nada, porque se trataba de Malfoy, seguro que estaba organizando una y de las gordas. Apostaban a que Harry iba salir este curso escarmentado de por vida.

Un jueves a las ocho de la tarde, el moreno se dirigió al aula de Historia de la Magia, donde el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras le iba a dar las clases privadas.

Lupin trajo consigo un boggart para que Harry practicase, ya que hacerlo con un dementor de verdad hubiese sido un auténtico suicidio, y le enseñó el encantamiento Patronus, que se debía conjurar teniendo un recuerdo feliz. Cuanto más feliz fuese el recuerdo, más poderoso sería el Patronus. Un hechizo para magos avanzados, que dependiendo del mago, variaba de forma.

Harry intentó recordar algo alegre, y pensó en aquella noche, en el Bosque Prohibido, cuando Draco y él se habían cogido de las manos hasta llegar a la cabaña de Hagrid.

-Ya-dijo, intentando recordar lo más exactamente posible la sensación de proximidad que había sentido en aquel momento, en la que ambos habían estado en peligro.

-El encantamiento es así- Lupin alzó su varita-¡Expecto patronum!

Harry le imitó-¡Expecto patronum!¡Expecto patronum!-una y otra vez, pero por más que lo intentaba, lo único que consiguió fue que un chorro de luz plateado saliera de la punta de su varita, no demasiado intenso, pero por algo se empieza.

El profesor lo dio por bueno y liberó el boggart, que adquirió la forma de un terrible dementor, pero Harry no pudo con el y se desmayó.

Decidió volver a intentarlo tras recuperarse, pero el profesor le aconsejó cambiar de recuerdo feliz, así que pensó en uno que tuviese más fuerza, y se centró en la noche en la enfermería, cuando había observado a Draco bajo la luz de la luna, cuando tocó las hebras de su pelo.

Pero obtuvo el mismo resultado, otro desmayo y cero patronus.

Como se había esforzado demasiado, el profesor Lupin quería dejarlo para otro día, pero Harry no, pronto sería el partido contra Ravenclaw y no podía permitirse el lujo de ser atacado otra vez por los dementores, así que se concentró y le vino el recuerdo más feliz que había tenido hasta la fecha. El momento en que se dio cuenta de que estaba enamorado de Draco Malfoy, aquella noche, en el pasillo, el día de Navidad, los dos tan cerca...los labios de Draco...las mariposas en el estómago que se le arremolinaban en el vientre cada vez que lo veía...definitivamente, ese era su recuerdo más feliz. Draco y su amor por él.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora