37. Sacrificio

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37. Sacrificio

Despertó boca abajo, rodeado de un completo silencio. Todo era blanco y extrañamente familiar.

Dumbledore y él se encontraron. Harry no había muerto, pero sí la parte de Voldemort que estaba en él. Tuvieron una conversación bastante reveladora, en la que llegó a la conclusión de que la Varita de Saúco le pertenecía y se dio cuenta de que estaban en la estación King's Cross. Tras un considerable rato de charla, llegaba la hora de la despedida.

-Tengo que regresar ¿verdad?-preguntó al anciano, pero no le apetecía mucho volver al Bosque Prohibido. La realidad se le antojaba terrible. Una vida sin Draco, para él no era una vida.

-Eso debes decidirlo tú-contestó Albus.

-¿Puedo elegir?

-Sí, ya lo creo, estamos en King's Cross ¿no? supongo que si decidieras no regresar, podrías...coger un tren.

-¿Y adónde me llevaría ese tren?

-Más allá.

-¿Usted quiere que yo regrese?

-Si decides volver Harry, existe la posibilidad de que Voldemort sea derrotado para siempre-respondió con calma-si regresas quizá puedas evitar que haya más muertos y heridos, más familias destrozadas.

Pensó en Remus, Tonks, Ginny...no podía dejar que los Weasley perdieran a nadie más. No quería que les ocurriese nada a sus amigos. Y pensó también en Draco. Debía vengar su muerte, no podría irse al más allá con ese peso en su conciencia...Se sacrificaría.

Volvió a despertar, pero esta vez en el Bosque Prohibido. Notaba la fría y dura tierra bajo la mejilla, así como una patilla de las gafas, que con la caída se le habían torcido y le habían hecho un corte en la sien. Además le dolía todo el cuerpo, y en el sitio donde había recibido la maldición asesina percibía una contusión que parecía producida por un puño de hierro. A pesar de todo, se quedó inmóvil. No podía delatarse. Siguió en el lugar exacto donde había caído, manteniendo el brazo izquierdo doblado en una posición extraña y la boca abierta. En su espalda, notaba el hombro de Draco debajo de él.

Voldemort mandó a alguien a comprobar que en realidad estaba muerto.

Unas manos más suaves de lo que suponía le tocaron la cara, le levantaron un párpado, se deslizaron bajo su camisa hasta el pecho y le buscaron el pulso. Oyó la rápida respiración de la mujer, y su largo cabello le hizo cosquillas en la mejilla. Harry sabía que ella le detectaba los fuertes latidos de la vida en el pecho.

-¿Estás bien Potter?-le susurró quedamente Narcisa, rozándole la oreja con los labios, al tiempo que su larga melena rubia ocultaba el rostro del chico a los curiosos.

-Sí-musitó.

-Acaba con él- añadió antes de levantarse y gritar a la multitud-¡está muerto!

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora