51. Once años después

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51. Once años después

Aquel año, el otoño se adelantó. El primer día de septiembre trajo una mañana tersa y dorada como una manzana, y mientras la pequeña familia cruzaba corriendo la ruidosa calle hacia la enorme y tiznada estación, los gases de los tubos de escape y el aliento de los peatones relucían como telarañas en la fría atmósfera.

En lo alto de uno de los cargados carritos que empujaban los padres, se tambaleaba una gran jaula con dos hurones color café indignados.

Dos niños físicamente idénticos, de cabello rubio platinado, pero corto, enmarañado e imposible de peinar y con ojos tan verdes como las esmeraldas, corrían delante de sus padres.

-¡Venga ya! ¡que quiero subir al tren de una vez!-dijo Albus, más adelantado que el resto.

-¿Ya tenéis ganas de perderme de vista?-dijo Harry fingiendo molestia, viendo como James se partía de risa.

La gente que había en la estación lanzaba miradas de curiosidad a los hurones mientras la familia zigzagueaba hacia la barrera que separaba los andenes nueve y diez. Una vez alcanzaron su objetivo. James le dio la mano a su hermano y echaron a correr contra la barrera. Esfumándose.

Cuando ya la familia al completo apareció en el andén nueve y tres cuartos, se toparon con el denso y blanco vapor que salía de la escarlata locomotora del expreso de Hogwarts y muchas figuras indistintas pululaban por la neblina. El vapor era tan denso que no resultaba fácil distinguir las caras de la gente.

-¡Albus!¡James!-dijo Draco para que se juntaran todos-papá y yo vamos a buscaros un compartimento, que uno se quede aquí para no perder el carrito de vista-James levantó la mano, ofreciéndose voluntario.

-¿Metemos ya también a Sirius y Remus?-preguntó Albus cogiendo la jaula de los dos hurones.

-Pues claro, no pretenderás dejarlos aquí-dijo James mientras veía como sus padres entraban en el tren con un baúl, seguidos por Albus.

-Os encontramos-escuchó decir a alguien conocido.

-Tío Ron, tía Hermione ¿habéis venido a despedirnos?...hola Rose-dijo saludando a la pequeña niña que la pelicastaña llevaba en brazos.

-Pues claro ¿qué esperabas?-dijo el pelirrojo.

-¡Nos olvidábamos de las Rapaces 5000!-se escuchó gritar a Albus, que bajó apresurado del tren.

-¿Os han comprado las nuevas Rapaces 5000?-preguntó Ron impresionado-¿y una para cada uno?-estaba claro que envidiaba a esos niños.

-Si, ahora que los de primero pueden llevar escoba propia...

-No se nos olvidaban Albus, es que no podemos con todo a la vez-se escuchó decir a Draco.

-¿Les habéis comprado las Rapaces 5000?¿a dos mocosos de primero?-preguntó el pelirrojo en cuanto vio aparecer entre el vapor a Harry y a Draco.

Te odio...amor (Harco-Slash)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora