Capítulo 47

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   POV CHRISTIAN

Estoy furioso, ¿Cómo pudo Elena decir esas barbaridades de Anastasia? Pero esto no se quedará así. Esa maldita ha estado espiando a mi familia, y ahora se atreve hablar mal de mi mujer. Está situación debe acabarse ya. Buscaré a mis padres y que de una vez por todas aclaren que sucedió con el padre de Ana.

— ¿Por qué está aquí exactamente, señor Rodríguez?— Le pregunto al imbécil que sigue colado por mi esposa, y pretende meterse en sus bragas.

— Se lo dije a Ana, y se lo repito a usted. Carla, me dijo una sarta de mentiras.

— No debiste creerle, ya sabes cómo es ella— dice Ana

— En el fondo sabía que mentía... Yo acepté venir a Seattle, para asegurarme que estás bien, estaba preocupado por ti.

— Se preocupó en vano, señor Rodríguez, mi esposa está muy bien— ¡Mi esposa, imbécil! Y está muy bien, no necesita de tus preocupaciones. Ella me tiene a mi.

— Me doy cuenta— él se pone de pie y Ana y yo hacemos lo mismo— ya debo irme.

— ¿Tienes donde quedarte José?

Ana me mira de forma elocuente. Ni lo pienses nena, ese idiota no se quedará en nuestra casa.

— Si, no te preocupes por mí— él estúpido le sonríe a mi esposa.

¡Ya vete de aquí idiota! Ten un poco más de amor propio y márchate por qué mi Ana, ya no es nada tuyo.

— Antes de regresarme a Montesano, me gustaría verte nuevamente— ¡Por supuesto que no!

— Oh, claro— ¡Anastasia! Pero más tarde me encargaré de ti. Aún no olvido que no respondiste mis mensajes, y te encerraste aquí con un ex enamorado.

— Ya me voy— Ana se aparta de mi para darle un breve abrazo a idiota de José.

¡Suelta mi chica Rodríguez! No querrás salir de aquí sin dientes.

— Señor Grey— dice el idiota apartándose de Ana, lo cual agradezco — un gusto en conocerlo— tiende su mano.

No creo que haya Sido un gusto conocerme, es evidente que aún sigues enamorado de mi esposa.

— Igualmente señor Rodríguez—  ¡Ya lárgate de aquí!

Rodríguez le regala una fea sonrisa a mi mujer antes de salir de la habitación.

— Esa Elena, esa una maldita bruja— murmura Anastasia, cuando cierra la puerta.

— Lo sé, pero ahora quiero hablar de tus faltas— le digo muy seriamente.

— ¿Perdón?— Dice sorprendida.

— No te hagas la sorprendida Anastasia, te atreviste apagar el celular, para que yo no puedas llamarte, no respondiste a mis mensajes ¿Sabe lo furioso que estoy contigo ahora mismo?— Ella abre la boca para hablar pero no sé lo permito— ¿Querías recordar viejos tiempos con ese idiota?

Abre los ojos cómo platos.

— ¡¿Estás más preocupado de mi encuentro con José, que las estupideces que dijo esa mujer de mí?!— Responde furiosa y por un momento me siento un idiota, pero decido contraatacar.

— Me desobedeciste Anastasia—

— Ya veo que para tí lo que diga esa mujer no importa—

— No he dicho eso, y no culpes a Elena de tus desobediencia.

Me queda viendo con los ojos brillantes, pero no de amor si no por las lágrimas que están apunto de caer

¡Mierda! Soy un imbécil.

Por Una VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora