Capítulo 44

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   POV  ANASTASIA

Mía me mira de pies a cabeza. Sonríe con desprecio. Yo estoy expectante a lo que pueda hacer.

— Esa ropa que traes puesta debe ser carísima ¿No?— Dice mirando mi ropa.

Me he vestido con una falda color negro, blusa blanca sin mangas y chaqueta negro y zapatos del mismo color.

— ¿Esos pendientes que tienes son de diamantes verdad?— ¿Adónde quiere llegar?

— ¿A qué has venido Mía? — La encaro

— Me dijieron que eres editora ¿Es eso cierto?—

Ella mira la oficina.

— Di tu asunto por favor, no tengo mucho tiempo.

— ¡Oh por supuesto! Si ahora eres una mujer muy ocupada — responde sarcástica

— Sé qué tú visita no es de cortesía, así que dime a lo que has venido— estoy empezando a fastidiarme.

— Sé qué estuviste de viaje por europa ¿Te gustó?— Se sienta en el sofá

— Si

—  Es lindo europa ¿Verdad?— Su tono es frío y sarcástico.

— Si, es lindo— respondo cortante

— Y me imagino que estuviste en lujosos hoteles, visitaste lujosos restaurantes, mi hermano te llevó de compras a tiendas exclusivas ¿Ese traje lo has traído de europa?

— ¿Que quieres Mía?— No aguanto sus preguntas mal intencionadas.

— ¿Enserio me preguntas que quiero?— Me sigue hablando con tono frío y duro

— Si— me cruzo de brazos

— quiero que dejes en paz a mi hermano— se pone de pie— quiero que te alejes de él, quiero que desaparezca para siempre— dice con rabia

Mi ritmo cardíaco se acelera.

— No puedo hacerlo, amo a tu hermano.

— ¡Por favor Anastasia! Mujeres cómo tú no saben amar... Tú amas los viajes, la ropa, los lujosos hoteles. Amas las cosas fáciles ¿No es así?

— No todas somos como tú señora Kavanagh. A diferencia tuya yo no soy una mujer frívola— abre los ojos cómo platos.

Sé que ella ama las compras.

— Obviamente que no eres cómo yo. Tú sólo eres una rata mentirosa que se metió a la casa de mis padres y quiso destruirlo—

— Sé qué cometí ese error.— Sé qué lo que hice estuvo muy mal, pero debo avanzar no puedo quedarme pegada— estoy muy avergonzada por cómo me acerqué a los Grey...

—¡¿Error?! Lo tuyo fue un delito.— Me interrumpe— y no creo que estés avergonzada... Mujeres cómo tú no sienten vergüenza— ella está furiosa.— Escúchame perra...—

— ¡Un momento! No voy a permitir que me insultes— esta vez soy yo que la interrumpe— si vienes con intenciones de aires de grandeza, y vienes a insultarme te voy a pedir. No, te voy a exigir que salgas de mi oficina.

Me acerco a la puerta y lo abro.

— ¡Largo de aquí!

Ella se acerca y con brusquedad cierra la puerta.

Me alejo de inmediato. No sé cuál sea su intención pero yo debo proteger a mi bebé.

— ¡Óyeme zorra!  Agradece que estoy siendo considerada contigo ¡Tú no eres nadie para exigirme que salga de este lugar! — Grita alterada— ¡Aléjate de Christian! ¡¿No te das cuenta lo insignificante que eres para él?! Tú sólo eres para el momento. Por qué sólo sirves para momentos, puta.

Por Una VenganzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora