•Capítulo 16: Helado•

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•15 de abril•

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•15 de abril•

—¡Corre, Emma, corre! ¡Hoy es lunes de helado!

Solté un chillido al aire cuando oí el grito de Oliv junto a mí. La rubia tiró de mi mano con fuerza y ambas comenzamos a correr a lo largo de los enormes pasillos de la escuela, dirigiéndonos hacia la cafetería.

Maldije por lo bajo y canturreé apenada un «lo siento» al chocar contra el cuerpo de una chica, sin embargo, aquello no fue un impedimento para mí y continué con mi travesía. Mis piernas dolían y mi respiración era agitada, pero aquel pequeño esfuerzo valió la pena cuando divisé a mis amigos a lo lejos y pude suspirar aliviada.

—¡Aquí! —gritaron Josh, Addy y Scott al mismo tiempo, haciéndonos señas con la mano.

Apenas llegué a ellos suavicé mis pasos y tomé una profunda respiración, apoyando mis manos contra mis rodillas para tranquilizarme. ¡Por Merlín! Sentía que había corrido una maratón completa.

Necesitamos ejercitarnos más, Emma, estamos mal.

—¡¿Dónde estaban?! —exclamó Josh, soltando un bufido― ¡Por poco se quedan sin helado! Yo no iba a compartir el mío con ustedes, eh. Comida es comida.

—En el baño —la rubia respondió obvia, encogiéndose de hombros— ¡Tengo necesidades!

―Logramos conseguirles el suyo también, bebés, calma ―comentó Addy con una enorme sonrisa de satisfacción―. Aunque Josh tiene razón, por poco no lo logramos.

Decidí posar un momento mi mirada sobre Scott, quien se mantenía en completo silencio junto a nosotros. El chico observaba curioso la enorme lista de sabores de helado que tenía frente a él. Desde que ambos entregamos el trabajo de artes plásticas comenzamos a pasar más tiempo juntos, y tengo que admitir que era un muchacho bastante agradable y divertido. Por supuesto que con mis amigos no dudamos en incluirlo a nuestro pequeño pero acogedor grupito, a lo que él aceptó gustoso.

Así que sí, Scott Evans ahora es parte de nosotros también.

Después de que cada uno recibiera su helado, caminamos en busca de alguna mesa que estuviese disponible para luego instalarnos allí. Yo sonreí alegre y solté un pequeño suspiro al sentir el delicioso sabor del helado dentro de mi boca.

Era de menta con trocitos de chocolate, mi favorito. Era consciente de que no a muchas personas les gustaba, pero a mí me encantaba. ¿Qué puedo decir? Tenía unos gustos bastante peculiares y sencillamente el sabor de la menta me volvía loca. Josh lo odiaba, justificando que era lo mismo que comer pasta de dientes con chocolate vencido.

Bueno, yo no juzgo su extraño gusto hacia los melones, eh.

—Addison —habló Scott, soltando una risita. La chica levantó la mirada y lo observó dudosa, a lo que él señalo su rostro como respuesta—. Tienes un poco de helado cerca de la mejilla.

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