—¡Evans, detente! ¡No me vas a atrapar, ya ríndete!
Corre por tu vida, Emma, corre por tu vida.
—¡Ven aquí, Harvey!
Mi corazón latía con prisa y sentía que en cualquier momento me desmayaría. Las punzadas en mi costilla izquierda no eran de mucha ayuda y maldije a mi poca resistencia física, dejando como nota mental que quizá debería comenzar a hacer más ejercicio. Tomando una profunda bocanada de aire, hice mi mayor esfuerzo por acelerar mis ya débiles pasos, corriendo lo más rápido que pude alrededor del enorme árbol. Me encontraba mareada debido a la cantidad de vueltas que había dado, pero no permitiría que me atrapase.
—¡Ya dije que fue sin querer! —exclamé— ¡Perdóname!
¿Qué había pasado para que ahora me encontrara huyendo de mi bonito novio mientras daba vueltas como desquiciada alrededor de un árbol? Bueno... ¿ya han vivido ese momento de emoción en el que escuchan el nombre de un libro que les gusta mucho? ¿O cuando tratan de comentar respecto a ello sin que se les escape algo importante para la trama? Pues aquí el problema: yo, Emma Harvey, acababa de soltarle un spoiler a Sebastián sin darme cuenta.
¿Era una pésima novia? Quizá. ¿Debería mantener la boca cerrada cuando me hablan de los libros que me emocionan y dejar que la otra persona termine de hablar para así no adelantarme y arruinarle el desenlace? Definitivamente. Sebas estaba leyendo el libro porque había estado rogándole toda la semana para que lo hiciera y pudiéramos comentarlo juntos, ¿su recompensa? Un hermoso spoiler recién salido del horno.
Así nací, y así moriré.
Nos encontrábamos en un parque cercano a la biblioteca, el ojiazul había ido a recogerme al instituto luego de terminar con mis clases. Después de pasar por mi casa para ponerme ropa más cómoda, decidimos venir aquí para matar el tiempo y charlar un rato.
Con mi cabeza llena de extraños pensamientos, continué corriendo con todas mis fuerzas, hasta que mis torpes pies resbalaron por el húmedo pasto y logré una caída fenomenal sobre mi trasero.
Reí para disimular mi vergüenza.
Sebas se me acercó a pasos apresurados y se agachó para quedar a mi altura. Sus cejas se fruncieron en cuanto me vio reír y aquel semblante de preocupación se mantuvo presente en su rostro.
—¿Qué? —cuestionó— ¿Te acabas de caer y ríes?
—Perdón —carcajeé— Ya nada de mí me sorprende.
El chico negó con una sonrisa diminuta y rodó los ojos, tomándome entre sus brazos para ayudarme a ponerme de pie.
—¿Estás bien? ¿Te hiciste daño? Demonios, déjame ver —me dio un escaneo, como buscando alguna señal de herida. Cuando se aseguró de que no, suspiró—. Me das unos sustos que no te imaginas, Harvey. Primero cruzas la calle como si fueras inmortal y ahora ríes porque te caes.
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The Library Of Our Dreams
Romance«Los libros pueden unir más que corazones». Emma Harvey ha vivido rodeada de libros desde muy pequeña, de allí su gran afición y amor por la lectura. Es una adolescente sencilla que, como cualquier otra persona en este mundo, está trabajando por enc...