•Capítulo 26: Oliver Obama•

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—Todos formen un círculo y tómense de las manos, ahora

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—Todos formen un círculo y tómense de las manos, ahora.

La voz de Olivia retumbó al interior de toda la habitación. Fruncí las cejas ante sus palabras y la miré extrañada al verla cerrar los ojos como si de una meditación se tratase

—¿Qué? —soltó Josh, incrédulo— Estás loca.

—Oliv, no vamos a hacer un ritual satánico —me burlé.

Nos encontrábamos sentados en el piso de mi habitación. Teníamos las fotografías de los sobres que me habían llegado esparcidas sobre la blanca alfombra, pretendiendo ser una clase de detectives o algo así. El mejor y primer plan que estaba en la lista de Olivia era analizar todo meticulosamente y tratar de encontrarle algún sentido a los números que tenían por detrás, algo sencillo para ser tan sólo el comienzo.

—Brown, no haremos eso —Addy soltó una carcajada, a lo que la rubia bufó, rendida—. Bien, veamos qué tenemos...

Addison tomó un par de imágenes entre sus manos y apretó ligeramente los labios, tratando de concentrarse. Todos imitamos su acción de inmediato, comenzando a hacer lo mismo.

—Enana, mira esos cachetes —comentó Josh de repente, observando una de las fotografías con una boba sonrisa— ¡Eras adorable!

—¡Josh! —le regañé— ¡Concéntrate!

Después de varios minutos examinándolas, logramos encontrar una sola similitud entre ellas: todas y cada una se trataban de mí cuando estaba pequeña. Había un total de catorce fotografías, y sólo algunas poseían números en la parte trasera.

—¿Segura que tu madre no llegará por ahora? —murmuró Oliv, mirando hacia la puerta.

—No, está en la biblioteca —expliqué— Le dije que me sentía mal, llegará en unas horas.

—¡Oigan! —exclamó Addy— Encontré algo, vengan a ver.

Mi corazón latió con prisa apenas oí sus palabras y me acerqué rápidamente a ella, Josh y Oliv no tardaron en unírsenos. Addison señaló una fecha impresa en la esquina posterior izquierda de la fotografía y mi ceño se frunció... tenía como unos cuatro años en ese entonces.

—Es una fecha —habló Josh, confundido— No le veo nada raro.

—Tú nunca ves nada —la rubia rodó los ojos, dándole un golpecito—. Silencio.

—Bien, ¿ven esto? —Addy esparció las imágenes que contenían fechas, tendiéndolas una vez más en el piso— Sólo hay cinco y están por meses... Las otras nueve sólo tienen un número en la esquina trasera, estas están por delante.

—¿Y eso qué? —preguntó el castaño, rascando su nuca— No entiendo.

—¡Josh! —nos quejamos las tres al unísono.

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