El tema de mi padre me había tenido muy distraída últimamente. ¿Por qué después de tantos años me envía sobres misteriosos con fotos y notas? ¿Por qué ahora? ¿Por qué luego de abandonarme sin dar explicación alguna? ¿Por qué? Temía que mamá se enterase de esto, no quería que volviera a sufrir por su culpa.
El primer año transcurrido desde que él se marchó fue muy duro y el más horrible para mí. No entendía muchas cosas, era una niña, una pequeña llena de inocencia que se preguntaba a cada segundo: «¿por qué se fue?» «¿Dónde está papá?» «¿Acaso ya no me ama?» «¿Qué hice mal?» «¿Yo tengo la culpa?». Sí, solía culparme muchísimo, por todas y cada una de las diminutas acciones que llevase a cabo y luego me hicieran sentir mal. Pensaba demasiado, lo suficientemente dañino para una niña de tan sólo ocho años que se cuestionaba miles de cosas a su edad.
Podía recordar a la perfección las veces que él llegaba ebrio a casa y armaba un escándalo, o las discusiones que tenía con mamá... podía recordarme a mí, asustada, llorando en mi habitación con las manos sobre las orejas para ya no oír sus gritos, rogando para que todo se terminase. No fue fácil, la vida no era fácil, y, a fin de cuentas, todos teníamos una parte rota dentro de nosotros que tuvimos que aprender a sanar con el tiempo para poder seguir adelante.
Eso fue lo mío, no tuve la infancia bonita que me hubiese gustado tener.
Mamá no quiso hablar del tema durante años, hasta que crecí y por fin accedió a contarme algunas cosas. Supongo que siempre jugamos a ser la familia feliz que no éramos.
—¡Emma!
Parpadeé un par de veces al oír el grito de Josh y fingí una sonrisa. Tuve que carraspear la garganta antes de responder, sentía un espantoso ardor que parecía poder quebrar mi voz apenas pronunciara una palabra.
—No es necesario gritar, estoy a tu lado, Moore —le regañé, entornando los ojos.
—Pues pareciera que estuvieras a kilometremos de mí, llevamos hablándote por varios minutos y tú nos ignoras —respondió él.
—¿Otra vez pensando en eso? —Oliv suspiró, tomando mis manos entre las suyas— Tranquila, te ayudaremos a encontrar respuestas que vengan de su boca, ¿sí?
—Es que...
—Enana, te ayudaremos, lo prometemos —Josh me sonrió y pasó uno de sus brazos alrededor de mis hombros— Somos los mejores detectives, te dimos información muy buena, lograremos más.
—Lo sé, y gracias por eso —musité, mirándolos apenada. De repente, me sentí tonta y egoísta por arrastrarlos conmigo hacia mis problemas, ellos también tenían los suyos y lo único que estaba logrando era preocuparlos. Sonreí—. Bueno, ¿en qué estaban?
Oliv dio unos aplausos con emoción, acomodándose sobre mi cama. Dentro de una semana sería su cumpleaños número dieciocho y quería hacer una fiesta, ¿por qué la organización a última hora? Bueno, porque así era Olivia Brown, sorprendente y capaz de lograr algo fabuloso en muy poco tiempo.
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The Library Of Our Dreams
Romance«Los libros pueden unir más que corazones». Emma Harvey ha vivido rodeada de libros desde muy pequeña, de allí su gran afición y amor por la lectura. Es una adolescente sencilla que, como cualquier otra persona en este mundo, está trabajando por enc...