—¿No vas a abrir tu regalo?
Ella asintió y tomó la caja. Luego ambos se dirigieron al salón. Rasgó el papel como niña, y abrió la caja. Su reacción hizo reír a Nicholas.
—¡Es hermosísima! —Gritó, levantando un bolso de viaje de diseñador-. ¿Cómo conseguiste esto? Aún no están a la venta...
Él le dedicó una sonrisa. Le gustaba verla feliz. —Tengo contactos.
—Me encanta. —Lo besó brevemente en los labios-. Gracias.
Nicholas asintió. —Salimos el viernes a las seis de la mañana.
—¿Salimos a dónde?
—Tomaremos unas cortas vacaciones... un par de días.
—¿Estás hablando en serio?
—Sí.
—¿Pero adónde vamos? Tengo que trabajar el viernes y...
—Victoria está al tanto de que estarás fuera del país, y está de acuerdo.
—¿Fuera del país? ¿A dónde vamos?
—Eso no te lo pienso decir.
—Pero ¿Cómo voy a saber qué llevar?
Él se quedó tieso. Se había graduado de la universidad con máximos honores, pero no había pensado en ese pequeño detalle.
—Piensa en el clima que más te guste... y si no acierto, te debo un guardarropa nuevo.
Ella río. —¿Estás apostando conmigo?
—Eso parece. —Le guiñó un ojo.
Ante aquel gesto, Keira sintió su sexo palpitar.
—¿Por qué no vas a darte una ducha mientras sirvo la cena?
—No me digas que sabes cocinar...
—Sé hacer pasta. —Dijo orgulloso-. Quería llevarte a cenar, pero ya celebraremos adonde vamos.
—Pasta suena perfecto, no te preocupes.
Nicholas había logrado que Keira se olvidara, tan solo por esa noche, de que había alguien que seguía sus pasos. Alguien que probablemente estaba obsesionado con ella, y eso no podía ser saludable.
_____
A las 7 de la mañana estaban en el aeropuerto LaGuardia de Nueva York, abordando el avión de la multinacional financiera. Era la primera vez que viajarían juntos, a excepción de cuando regresaron de Chile.
—¿En serio no vas a decirme a dónde vamos? —Ella le preguntó, una vez se había acomodado en uno de los asientos.
Él sonrió. —Te darás cuenta tan pronto aterricemos.
—¿Cuánto tomará el viaje?
—Vida, solo relájate, toma una mimosa, y disfruta el viaje.
Keira hizo silencio por un momento y luego abrió los ojos como platos. —No voy a conocer a tu madre, ¿Cierto? Porque no estoy lista para conocer a tu madre, yo no traje ningún presente y...
—Keira, Keira... no vas a conocer a mi madre en este viaje. Tranquila.
Ella respiró profundo. Nicholas tomó asiento frente a ella, mirándola fijamente a los ojos.
—¿Qué? —Keira preguntó por fin.
Él se tomó unos segundos para responder. Se rozó los labios con el dedo índice antes de hablar. —Eres hermosa. —Dijo al fin.
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Disimula. (En Proceso de Edición)
Roman d'amourNicholas van der Voort Keira Auguste Los declaro: marido y mujer.