Capítulo once: Mi lugar en el mundo

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POV CALLE

Dormí muy mal durante toda la noche, creo que la conversación que tuve con Poché sobre la vida de los personajes públicos me hizo tener pesadillas, desperté con miedo y con ganas de tener una vida fuera de las cámaras, pero mi carrera ya había iniciado y quería ser actriz. No me importaba qué me tocara afrontar.

Desperté un poco desorientada, Poché permanecía a mi lado, a diferencia mía, se notaba que pudo dormir plácidamente. Salí de la cama y me dirigí a la ducha, mientras el agua recorría mi cuerpo pensaba en mí, en mi futuro, en lo valiente que debía ser para entender la vida y, entre tantas cosas, en lo afortunada que soy por tener a mi lado una persona como María José, nunca nadie me había dicho las cosas como ella lo hizo, crecí pensando que el mundo de la fama era perfecto porque tenías muchas personas pendientes de ti, pero nunca nadie me advirtió que ese mundo tenía un lado oscuro y ahora, estaba segura que en cualquier momento de mi carrera me tocaría afrontarlo.

Salí de la ducha envuelta en una toalla, Poché ya se había despertado y para sorpresa mía me trajo desayuno a la cama, a veces, mi novia es tan... especial.

-Desayuno en la cama para la novia más hermosa. –Dijo al verme salir del baño.

Me acerqué a ella y le di un corto beso en los labios a manera de agradecimiento.

-Gracias, amor. –Dije.

-Amaneciste muy linda hoy. –Dijo coqueta.

-Tú también. –Correspondí.

Me senté en la cama y empecé a desayunar, mis pensamientos seguían divagando entre una cosa y la otra, tanto, que ni siquiera pude disfrutar mi desayuno como me hubiese gustado. Poché había entrado a bañarse y cuando salió yo aún seguía ahí, mirando a la nada.

- ¿Amor? - Mencionó. –¿Calle?

Chasqueó sus dedos frente a mí haciéndome volver en sí.

-Dime, amor. –Dije.

- ¿Te pasa algo? –Preguntó aún envuelta en su toalla.

-No. –Respondí. - ¿Por qué?

-Estás rara. –Dijo. - ¿En qué piensas? –Preguntó.

-En que la vida es muy corta como para preocuparse tanto. –Dije en medio de un suspiro.

- ¿Y qué te preocupa? –Preguntó nuevamente.

-Amor, tengo miedo después de todo lo que me dijiste anoche. –Dije. - ¿Qué tal que a le gente no le guste mi trabajo? - Pregunté.

-Eso no debería preocuparte, amor. –Dijo. –Habrá gente a la que no le va a gustar.

Me gustaba la calma con la que ella me explicaba las cosas, es como si no le preocupara o ya estuviese tan acostumbrada a eso que lo normalizaba.

-Pero también habrá gente, mucha gente, a la que le va a gustar. –Siguió diciendo. –Y es por ellos que tú debes continuar.

- ¿Y si no vine al mundo para esto? - Pregunté preocupada.

- ¿Crees que viniste al mundo a hacer algo en específico? -Preguntó.

Asentí con la cabeza y correspondí su mirada.

-Viniste al mundo para ser lo que tú quieras ser. –Dijo. –No hay un patrón establecido, tú decides qué hacer con tu vida, solo asegúrate de hacer algo que te haga realmente feliz.

La miraba fijamente intentando encontrar en su mirada algo que me ayudara a comprender cómo podía manejar la vida con tanta calma.

-No viniste a ser actriz, pero decidiste serlo. –Dijo. –Si hubieses querido ser chef, entonces, hubieses trabajado para ello. -Hizo una pausa y me miró. –Tu vida no está escrita, la estás escribiendo.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora