Capítulo cinco: ¿Nuevo hogar?

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POV CALLE.

Desperté a la mañana siguiente porque sentía la luz del sol dentro de la habitación, Poché aún permanecía a mi lado, pero ya había despertado. ¡Qué bien se siente tenerla conmigo!

-Si algún día me llegase a faltar algo, solo le pido a la vida que no sea tu amor. –Dije mientras despertaba.

Podía notar que ya se había despertado hace mucho rato, pero aún seguía haciendo pereza bajo las cobijas.

-Yo espero que mi amor no te llegue a faltar nunca. –Dijo dándome un corto beso en los labios.

Me abracé a ella y nos quedamos un rato más en silencio dentro de las cobijas.

-Gracias por esto. -Dijo Poché luego de un rato.

- ¿Por qué cosa? -Pregunté.

-Por hacerme llegar hasta aquí. -Contestó. -Por hacer el esfuerzo de arreglar las cosas.

Arreglar las cosas era lo mínimo que debía hacer después de lo estúpida que fui. No me atreví a decir nada, casi nunca era acertada con lo que decía en este tipo de situaciones y prefería evitar mi imprudencia, así que solamente me limité a mirarla a los ojos y dejar un corto beso en sus labios.

Compartimos un par de palabras más, Poché me contó qué había hecho esa noche cuando se fue de la casa y todo lo que le pasó ayer antes de venir hasta aquí, me contó la historia del señor del Uber y cómo eso la impulsó a no querer seguir molesta conmigo. Le confesé que me sentía muy arrepentida de haber sido la culpable de no disfrutar nuestro día en el disneyland park, desde que estamos aquí en L.A siempre ha sido un sueño visitar todos los parques, no sé, se nos hace un plan muy divertido, sobre todo si se trata de jugar para coleccionar peluches.

Notaba en ella cierta mirada de tranquilidad cada vez que le mencionaba el parque, es como si no le preocupara haber perdido todo el dinero que gastó haciendo esa reserva, mejor dicho, es como si no le importara que no hayamos ido y eso hablaba muy bien de ella, nunca ha sido apegada a nada material y me gustaba que encontrara la felicidad en las pequeñas cosas de la vida.

- ¿Hasta qué hora podemos estar aquí? -Preguntó de repente.

-Renté la cabaña hasta esta noche. –Contesté. –Pero nos podemos quedar todo el tiempo que tú quieras.

Poché se río con nerviosismo y conocía perfectamente esa mirada pícara tan característica de ella cuando estaba a punto de suceder algo.

- ¿Por qué? -Pregunté.

-Curiosidad. -Contestó entre risas. -No la alquiles por más tiempo, hasta esta noche está bien.

Me dio un beso y se levantó de la cama, entró al pequeño baño de la cabaña y la seguí, a veces me gustaba economizar agua así que entré a bañarme con ella. Bueno, la verdad, no entré solamente a eso.

Cuando salimos, le entregué a Poché la ropa que le había traído y nos vestimos, una vez estuvimos listas salimos por algo de comer, ya había pasado gran parte de la mañana y ambas teníamos mucha hambre.

A pocos metros de la cabaña, encontramos un restaurante playero que vendía comida muy típica de aquí, entramos y desayunamos ahí.

-Amor, ¿te parece si pasamos el resto de la tarde en la playa? -Pegunté cuando terminamos de desayunar.

-Te diría que sí. –Contestó. -Pero sé que después de salir de playa vas a estar muy cansada, y es lo que menos necesito que sientas. –Terminó por decir.

Realmente era así, siempre que veníamos, llegaba al apartamento directamente a dormir, no sé a qué se debía, pero bañarme en playa consumía toda mi energía.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora