Capítulo treinta y cuatro: ¿Profesora?

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POV POCHÉ

Ocho meses después

Bogotá, Colombia.

-Sí, señor. –Dije. –Esa es precisamente la idea.

-Entonces, nos estaríamos viendo en Colombia pasado mañana a medio día. - Dijo. – Lo más probable es que sea en las instalaciones de la revista, pero igual yo le confirmo apenas llegue y terminamos de cuadrar nuestra cita.

-Claro que sí, estaré atenta a su llamada. –Terminé por decir amablemente.

Hace un par de días noté en redes que había una convocatoria abierta para el cargo de jefe de publicidad y diseño en una revista muy reconocida en Colombia, era la misma revista que en mi último año de universidad me contrató para un corto trabajo fotográfico de una nota que iban a sacar, así que no dudé en enviar mi hoja de vida aunque sabía que las posibilidades de que me llamaran eran muy pocas porque yo no tengo experiencia en revistas y mucho menos en ese tipo de cargos, pero hace un par de meses terminé un curso en marketing digital y publicidad que seguramente me podía servir para aplicar al perfil que la revista estaba solicitando. Acababa de colgar una videollamada con el representante legal la revista, quedamos en que nos veríamos para la entrevista pasado mañana y sí, ya empezaba a ponerme muy nerviosa.

Papá no se encontraba en casa y Vale, bueno, las cosas con Vale han cambiado mucho estos últimos meses. Decidió seguir con sus planes de estudiar actuación, así que se fue a Los Ángeles tal como lo tenía planeado, su relación con Nico al parecer iba bien, él viajaba de vez en cuando a visitarla y cuando ella venía de vacaciones pasaban, literal, todo el tiempo juntos, así que eso servía para que la distancia no afectara tanto su relación. Desde entonces, yo vivo con mi papá, a veces me invaden las ganas de mudarme por aquello de querer tener un espacio para mí sola pero debo reconocer que me asusta un poco dejar a papá. En todos estos meses no he hecho nada diferente a disfrutar de él, de mi hermana a la distancia y de mí.

En cuanto a mi vida, le quise dar un rumbo distinto, me despedí de los medios y dejé a un lado mi vida pública y no fue algo que me costó mucho hacer, empezando porque desde que renuncié a la dirección de Latin Dance dejé de tener algo que mostrarle a los medios, entonces, ese distanciamiento con las redes, prácticamente, se fue dando solo. Dejé a un lado la academia, ya no la visitaba y cuando me reunía con Manuel o Sofía (que eran con los únicos que seguía teniendo contacto) lo hacía en un lugar distinto a las instalaciones de la academia. Yo estaba dedicada cien por ciento a la fotografía tenía mi propio estudio en un lugar cerca al apartamento y a veces, como los viejos tiempos, me contrataban para cubrir algunos eventos. Era mi propio jefe y me gustaba tener total control sobre mi tiempo, pero la oferta en la fotografía había bajado a millón, por eso, fue que me vi "casi que obligada" a postularme al cargo que estaba ofreciendo la revista, además que eso iba a significar para mí una formación profesional que no me vendría nada mal.

Ahora me encontraba en la casa preparando algo de comer para cuando mi papá llegara de trabajar (sigo sin ser experta en la cocina pero hago mi mejor esfuerzo), me había dejado un mensaje de texto avisándome que se retrasaría un poco porque la reunión en la que estaba se había extendido. Así que no tenía de otra más que esperar.

Le volví a marcar a Valentina y no me contestó, no había hablado con ella en todo el día y eso solo significaba una cosa: Algo extraordinario le había ocurrido y hoy nos quedaríamos hasta las dos de la mañana hablando por celular.

Al rato papá llegó, cenamos juntos como casi todas las noches, pero esta cena fue diferente, no tuvimos la típica conversación de "hoy en el estudio tomé fotos muy chéveres".

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora