Capítulo veintitrés: Lo que sucedió

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Capítulo con dedicatoria especial para una personita especial que cumplió años hace varios días y yo no lo sabía, así que cuando me enteré pensé en dedicarle parte de mis letras: Espero que en este capítulo encuentres algo que puedas tomar para ti y lo interiorices de tal manera que jamás lo olvides. No olvides que hay situaciones que no podemos cambiar pero sí podemos hacer algo para cambiar la manera en la que esa situación cambia nuestra vida. Es cuestión de actitud, así que sí; nunca es la situación, siempre eres tú.

Y, por supuesto, espero que este capítulo te haga vibrar de la misma manera en la que vibré yo cuando lo escribí. Gracias por el cariño que le brindas a esta historia y por acompañarme desde el principio.

Posdata;

Me gusta romper la distancia a través de mis letras.

¡Abrazos hasta Venezuela!
Para ti, Oriana.

-Con amor, María.
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POV CALLE.

Flashback.

Salí de grabaciones medianamente temprano y con cero intenciones de ir para mi casa, ese ambiente de soledad sin Poché no me gustaba en absoluto, varios de mis compañeros me invitaron a "tomarnos unas copas" en un bar de la ciudad, acepté ir aunque no iba a tomar, lo único que quería era distraer un poco mi mente y llegar a mi casa los suficientemente cansada como para caer rendida en mi cama de inmediato.

Cuando llegamos al bar pensé que no estaría tan lleno de gente por la hora que era, nada diferente al resto de bares de la ciudad, música a todo volumen, personas bailando, fumando, otras gritando al son de la música... nada fuera de lo común, o bueno sí, que hubiese tanta gente a pesar que no era tan tarde. Pedimos una mesa para todos y dos botellas de Whisky, al principio, dos me parecían una exageración porque no éramos muchos, pero daba igual. Llegué decidida a pasar un buen rato y eso haría, y aunque no quise, me tomé un par de tragos porque sí, porque a veces para salir del mundo en donde estás necesitas algo que te ayude a salir de ello y en ese momento no había otra cosa más que alcohol.

Estaba pasando un rato chévere con mis compañeros, de verdad estaba feliz por lo bien que me sentía, y entre tantas cosas, no puedo negar que me hubiese gustado estar con Poché en ese momento.

-Señorita, esto es para usted. –Dijo un mesero acercándose a mí con un cocktail, mi favorito.

Miré desconfiada al mesero y era obvio que no lo iba a recibir, no iba a tomar un trago que no sabía de dónde venía.

-Se lo mandaron de la mesa de allá. –Continuó diciendo. –La servilleta tiene una nota por si gusta leerla.

Miré la mesa que me había indicado pero no veía a nadie conocido.

-Gracias. –Dije en medio de una sonrisa. –Pero no lo voy a recibir.

Algunos de mis compañeros se percataron de lo que estaba sucediendo y uno de ellos se acercó.

-¿Pasa algo? –Preguntó levantando la voz porque la música estaba muy alta.

-Me mandaron este trago. –Dije. –Pero no sé quién, no lo voy a recibir.

Mi compañero se rió y lo recibió él, le agradeció al mesero y este se retiró de la mesa.

-El mesero no tiene la culpa, a él lo mandaron. –Me dijo. –Tú solo recibes el trago y no te lo bebes.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora