Capítulo veinte: Daniela Calle

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POV POCHÉ.

Un día más en Bogotá.

Un día menos para volver a estar con mi novia.

Hoy el día había amanecido de una manera muy especial, Valentina me había despertado con besos por toda la cara después de haber visto la carta que le dejé anoche donde le digo que ya puede iniciar sus clases de baile, papá nos había preparado desayuno y por alguna extraña razón parecía que hoy sí iba a desayunar con nosotras, aunque debo reconocer que me da mucha intriga la manera en la que se vaya a desenvolver nuestro desayuno matutino, anoche las cosas entre papá y yo no quedaron tan bien como hubiese querido que quedaran pero hay situaciones que yo no puedo controlar y todo lo que sucedió anoche debía suceder, papá no puede seguir imponiéndole cosas a Valentina y muchísimo menos decirle cómo debe vivir su vida.

Me bañé rápidamente porque papá no dejaba de afanarnos con que se nos iba a enfriar el desayuno, Vale ya estaba lista y por lo que veo muy emocionada por iniciar sus clases de baile.

-No me contaste cómo quedaste con papá anoche. –Dijo mi hermana mientras yo me vestía.

-Ya sabes cómo es él. –Respondí. –Sabe que me estuviste diciendo cosas de él.

-Te pedí que no le dijeras que te había dicho algo. –Reprochó.

–Era imposible hacerle un reclamo sin decírselo, pero no te preocupes. –Dije. –Al final creo que entendió todo.

- ¿Estás segura? –Preguntó.

Asentí con la cabeza mientras me miraba en el espejo.

- ¿Le contaste sobre mis clases de baile? –Preguntó nuevamente.

-Sí. –Respondí. –Se lo conté anoche...

- ¿Qué dijo? –Interrumpió.

-Me preguntó que qué pasaba si él no aprobaba eso. –Respondí. –Le dije que no le estaba pidiendo que aprobara nada y que, por favor, te dejara decidir a ti.

-No creo que sea buena idea aceptar eso de las clases. –Dijo con la voz apagada sentándose en la cama.

Volteé a verla y me senté a su lado.

-Lo único que nunca va a ser una buena idea es colocar los deseos de otras personas por encima de los tuyos...

-Se trata de mi papá. –Interrumpió.

-No. –Dije de inmediato. –Se trata de ti, de tu felicidad, de tu futuro, de lo que hace palpitar tu corazón.

Vale tenía su mirada fija en el suelo y podía sentir su tristeza. La entiendo, y me dolía profundamente que ella estuviera pasando por esto.

-Escucha. –Dije agachándome frente a ella. – No voy a pedirte que aceptes las clases de baile, pero sí voy a pedirte que, si tomas una decisión, la tomes por ti. –Hice una pausa y le acomodé el cabello detrás de su oreja. –No pienses en papá porque ya él vivió su vida, piensa en ti porque apenas la estás viviendo y yo no podría vivir con la idea de saber que mi hermana, lo más importante que tengo, no es feliz.

Me levanté y me dirigí nuevamente al espejo donde minutos antes me estaba maquillando.

-Así que espero que cuando me digas qué decidiste lo hagas con la convicción de que esa decisión es el camino en pleno para tu felicidad y no te preocupes si al final aceptas no ir a las clases de baile. –Dije. –Aún no he pagado la mensualidad.

Vale asintió y salió de la habitación, terminé de maquillarme y salí tras ella, papá obviamente ya nos estaba esperando desesperado en la mesa para desayunar.

Sigue siendo vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora