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"No puedes decir No a la gente que amas, no a menudo. Ese es el secreto. Y cuando lo haces, tiene que sonar como un Sí o le tienes que hacer decir No".
(El padrino, Mario Puzo)
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Moscú, Rusia (24 de marzo):
Después de misión tras misión acontecida desde Maboro en el Cáucaso Norte, unos días libres de perfecto ocio se les había asignado como un muy buen premio merecido, no obstante, después de tan solo un día de estar desocupados y dando vueltas en medio del departamento, Eowyn comenzaba asentirse asfixiada. Desde el trabajo en el Reino Oculto Élfico Ian lucia especialmente somnoliento, siendo él el que siempre se despertaba temprano con el fin de ejercitarse para luego tomar aquellos equilibrados desayunos, los días en que podía permitirse descansar lo hacía como aquel adolescente que se negaba a salir de las sábanas argumentando que había dado toda su energía durante las clases... Al principio ella había estado preocupada llegando incluso a obligarlo a ver a un sanador fuera de la Orden, pero en una simple revisión no había aparecido nada anormal, Ian al final había terminado todo con que era simple fatiga por jornadas extensas y se había liberado de todo acoso médico, después de todo, teniendo a Alduïn en su interior, no era como si pudieran hacerle un estudio más profundo. Eowyn había tenido que conformarse, y dado que aquella condición de somnolencia no parecía causarle ningún mal, se había tranquilizado y permitido hacer lo que quisiera...
Eowyn se miró al espejo de su tocador y suspiró, como era clásico en ella se había aburrido del peinado que había estado llevando, dejando atrás las ondas había recuperado su liso natural y ahora, cogido en un tomate, asegurado además su flequillo con un cintillo de algodón, se observó las facciones mientras terminaba de aplicarse las cremas hidratantes, sus ojos grises relucían de forma insistente, últimamente así lo hacían, mientras que el sello en su mejilla izquierda ahora ya no existía. Ian no había dicho nada al respecto... pero ambos sabían que ahora sin aquella restricción sus poderes celestiales estaban más expuestos, siendo una arconte fugitiva, de romper con reglas de la Lógica que Todo lo Rige, podría ser cazada por los suyos... incluso por su madre... Ella volvió a suspirar y observó sus productos de belleza... Estaba inquieta... su corazón cada día lo estaba más, ese tiempo junto a Ian la estaba cambiando de una manera que no comprendía... tras tantos años solo viéndose durante periodos breves, el momento en que más tiempo habían estado juntos había sido cuando los niños habían sido solo unos mocosos que aún no dejaban por completo los pañales, por tanto, este año a su lado era el primero que pasaban solo los dos desde que se habían convertido en adultos... Entonces ¿qué lo hacía tan diferente? Cuando habían estado en la academia habían compartido por cuatro años una residencia, e incluso cuando habían sido novatos en Sion, aunque en ese periodo también habían estado sus otros dos amigos... Por otro lado, fuera que se conocían tan bien, había algo en todo que la hacía sentir confundida, como si estuviera viviendo una situación completamente nueva sin lograr descubrir dónde comenzaba lo inusual y hacia donde la llevaba...
Ella miró el pequeño bolso que tenía a un costado del tocador, necesitaba hacer algo para distraerse, poniéndose de pie, dejando caer aquella amplia sudadera por sus tonificados muslos que daban nacimiento a unas largas y torneadas piernas, cogió aquel equipo de belleza y corrió fuera de su habitación, avanzó por el pasillo descalza y entró sin llamar al cuarto de Ian, ahí estaba él sentado en posición de loto sobre el colchón, tenía varios documentos desparramados por sobre las colchas y la laptop abierta ante él; alzando los ojos por sobre la montura de los anteojos de lectura, arrugó el ceño al verla llegar.
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La Legión del Caos (Temporada 2) [Eldarya]
FanfictionTe veo temblar y observarme con reproche, y entonces me preguntas ¿por qué? Es increíble lo ingenuo que puedes llegar a hacer, ¿acaso no has escuchado todo lo que te he dicho? La respuesta es simple y tan evidente, lo hago porque te amo, quizás pien...