Capítulo 32: Juntos en las buenas y en las malas.

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"Nada hay más admirable y heroico, que sacar valor del seno mismo de las desgracias, y revivir con cada golpe que debiera darnos muerte".

Louis-Antoine Caraccioli

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Moscú – Rusia (verano de 1600):

Aquella posada no tenía un buen día, a diferencia de otras jornadas, en el lugar había un cliente en sus veinte que solo había pedido un té y una organza de pan, en la mesa junto a la puerta una pareja de novios silenciosos y un grupo de adolescentes provenientes de la escuela de las Artes de la ciudad, tres niñas ruidosas y de aparente buena situación económica que, a pesar de sus buenos apetitos, no lograban llenar el vacío económico de aquella jornada, así que cuando esos cuatro jóvenes entraron saludando con energía, al menos los dos primeros, la dueña del lugar les salió al encuentro con una gran sonrisa.

—¡Hola, señora! —saludó Nícolas el cual ya se había hecho recurrente en el lugar—, nos trae lo mejor del menú.

A la mujer se le iluminó el rostro y, asintiendo, corrió hacia la cocina, por su parte, los cuatro chicos se dirigieron a una mesa mientras Eowyn e Ian intentaban cubrirse las esposas con las mangas de sus chaquetas.

—¡Hey! —exclamó en ese momento una de las estudiantes de la academia arriscando la nariz—. ¿No puedes terminar esa miseria de una vez? Estás haciendo que mi comida huela a peste...

El joven que solo había pedido un té y un trozo de pan le miró... arrugó en entrecejo y volvió a concentrarse en su escuálido alimento... No es que solo hubiera pedido eso... es solo que su orden completa aún no llegaba... Hasta ese momento en que la dueña del lugar volvió con su almuerzo dejándolo ante él.

—Señora... estoy seguro que pedí que la salsa no se mezclara con las papas y...

La mujer se giró, le ignoró y se concentró en los clientes recién llegados, aquel joven resopló, claro, seguramente porque aquellos otros pedirían un plato mucho más caro se merecían mucha más atención que él.

—¿No quieren algo extra además de la especialidad de la casa?

—Algún panecillo relleno para empezar y cerveza de cebada —asintió Nícolas, luego apuntando a Masao, añadió—, vino caliente para él.

—¡Oh! Claro, volveré de inmediato —dijo la mujer girándose pero, al caminar unos pasos, vio la caja con hierbas que aquel cliente pobre tenía en el suelo—. Esta basura solo molesta... —masculló dándoles una patada ante la mirada impactada de su dueño, quien, al volver hacia su mesa, vio con frustración que por el susto se había manchado su única tenida decente para el trabajo.

—Libera esto ahora... —masculló Eowyn apuntando con la otra mano las esposas, sentada, sin tener otras opciones, junto a Ian, miró al humano ante ella—, te lo estoy advirtiendo...

—Entonces reconcíliense, reconcíliense... —dijo Masao mientras Nícolas se limitaba a cruzarse de brazos con una sonrisa burlona.

—Pero qué les pasa... —murmuró Eowyn—, voy a renunciar de todas formas y, ¡¿cómo se supone que pueda reconciliarme con este bastardo?!

La Legión del Caos (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora