La Legión del Caos (Temporada 2) [Eldarya]

Capítulo 26: Bajo las sombras.

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"En todas las artes, como en todas las artesanías, el talento sirve de bien poco si no va acompañado por la experiencia, que se logra a fuerza de modestia y aplicación". 

(El perfume, Patrick Süskind)

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Sede de Sion. Washington DC (27 de marzo. 18:00 horas):

Si bien la gran mayoría sabía que llegaría el momento en que esa reunión se volvería a ejecutar, todos se acomodaron en sus puestos sin gran ánimo... Los seminarios de por sí les significaba tiempo adicional a sus extenuantes jornadas, pero en esta ocasión, ese peso parecía ser mayor ante el hecho de quien era la seminarista. Fleur Dumont era intimidante, dentro del aula de clases y aún más en el exterior, y aún si sabían que sus castigos disciplinarios no les costaría la vida, más de alguno tragaba saliva nervioso en su presencia.

Los chicos se habían sentado en las mesas más alejadas, junto a Flavio esperaban en silencio a que la asistente (no muy feliz al ser escogida) terminara de entregar los resultados de aquellos ensayos que en la primera sesión esa mujer les había encomendado, para cuando llegó el turno de los muchachos, Travis fue el primero en resoplar desilusionado... había obtenido una F... luego miró a sus hermanos y tanto Leon como Paula habían sacado una C, Gabriel una D y... ¡Flavio una B! Los chicos alabaron al nephilim pero este se limitó a sonreír, la verdad es que no se sentía tan a gusto de saber que había realizado un buen ensayo cuando en él explicaba la forma en que asesinarías a alguien... Entonces, después que los murmullos de quienes comentaban sus calificaciones se extendieron por algunos minutos, la voz de Fleur los devolvió a la realidad...

—Me sorprendí en verdad, de todos los ensayos nadie escogió las píldoras para dormir, tal parece que nadie quiso darle una muerte pacífica a su víctima —ella se giró al monitor y encendió el proyector, de pronto alguien alzó una mano haciendo que la mirada de todos los asistentes se enfocaran en la misma dirección, Fleur se dio tiempo para mirar a quien le solicitaba.

—El resultado de mi ensayo... —dijo Ophelia bajando lentamente su mano—, no me ha entregado mi calificación...

Fleur le miró por algunos segundos sin expresión alguna, sus ojos celestes eran penetrantes y, no siendo la única, la rubia ninfa se encogió en su silla, sintiendo a los pocos segundos la mano solidaria de Leon sobre la suya, acto que, mientras se ruborizaba, le devolvía parte de la energía que sintió perder bajo la mirada de aquella peli celeste Rosen Creutz. Entonces aquella mujer volvió a centrarse en el podio donde tenía conectada su laptop al proyector y, después de pulsar una tecla,  en el telón se dibujó una enorme A+.

—Felicidades, señorita Fatine, su ensayo fue el mejor.

Varios miraron a la muchacha con admiración y quizás alguno con preocupación, en el tiempo que llevaban los emisarios del Imperio sabían una cosa más de Fleur Dumont además de su carácter intimidante, era que ella no se memorizaba los nombres de quienes conocía, así que o era algo bueno que Ophelia quedara grabada en la mente de esa mujer o era un síntoma de desgracia... Por otra parte, aquella chica no pareció reaccionar realmente ante la noticia de su buena calificación... mirando la pantalla parecía estar pasmada.

—Señorita Fatine —volvió a hablar Fleur avanzando hasta el borde de la tarima—, dentro de las exigencias de este ensayo, estaba el hecho de escoger un arma homicida y explicar las razones del por qué de su elección, y usted... escogió unas pantimedias. ¿Por qué?