Capítulo 46: Militia est vita hominis super terra.*

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"¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra, y son como los del jornalero sus días? Como el siervo anhelando la sombra, como el jornalero esperando su salario, así he pasado yo meses de desencanto y me han tocado noches llenas de dolor. Si me acuesto, digo: ¿Cuándo me levantaré? Si me levanto: ¿Cuándo llegará la tarde? Y me harto de divagar hasta el crepúsculo."

Job VII: 1

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En algún lugar de Washington DC (14 de junio. 11:35 p.m.):

Con el agua tibia de la ducha cayendo sobre él, aquel hombre cerró los ojos e intentó calmarse, ¿qué era todo eso? Realmente esta situación se estaba tornando muy extraña... e irritante... No podía entender la razón tras toda esta parafernalia absurda, se sentía insultado... Resoplando, se pasó las manos por el cabello quitándose los restos del champo, se apoyó luego en las llaves del grifo y dejó que el chorro descendiera por su espalda haciéndolo sentir como los músculos se contraían... Todo parecía estar andando de una manera extraña, desde que aquel humano había aparecido ante él, realizándole esas extrañas preguntas, su realidad se estaba convirtiendo... Tantos años viviendo así, y su tiempo de paz se estaba modificando de manera vertiginosa.

Él suspiró, cortó el flujo del agua y salió de la loza de la ducha, cogió una toalla pequeña que dejó caer sobre su cabeza, mientras que una más grande la anudaba en la cintura, descalzo, sin importarle que su poco cuidado dejaba rastros de humedad a su paso, salió de aquel cuarto y entró a la sala de estar, observó la penumbra de su departamento, esa frialdad tras la elegancia de los muebles y placas de vidrio, y los destellos de la ciudad reflejados en los enormes ventanales, todo le parecía... tan insípido... Él giró la mirada, en un exhibidor tenía varias fotografías de diferentes épocas distintas, sus ojos, bajo la sombra de la toalla en su cabeza, se fijó en una en especial, en esa captura en blanco y negro, aparecía junto a dos hombres, uno era Touro Usami, el otro Xing Wong... Se la habían tomado poco antes de ese incidente en Londres, cuando esa bomba sin explotar durante el Blitz**, se había cobrado la vida de Xing... cuando estaba investigando la muerte de la octava víctima... cuando venía por él... Sus ojos ahora se fijaron en su reflejo, en esa cicatriz en su costado derecho que había quedado cuando Viorica Eldër le había atacado con aquel medallón de repulsión, esa herida jamás cicatrizaba... era una marca, una especie de maldición, un recordatorio de su antiguo fallo. Él se alejó de ese exhibidor, se detuvo ante la mesa de centro y cogió aquel periódico de circulación exclusiva dentro de la comunidad sobrenatural, esa columna de opinión respecto a la última muerte sucedida por el Artista resaltaba a sus ojos...

[El Artista se ha convertido en un maniático asesino que le ha arrebatado la vida a decenas de jóvenes inocentes...]

―Están equivocados...

[...no existe justificación alguna a sus crímenes, solo es un salvaje que merece ser encerrado...]

―No tienen la menor idea de lo que dicen...

[...Una de sus últimas víctimas es la secretaria de 24 años, de iniciales Y.B. encontrada en el parque de China Town; y la vendedora independiente de 27 años de iniciales F.G. hallada en el Tindal Basin...]

―No es mía... la última no es mía...

[... ¿cuántas más caerán en las garras de este depravado psicópata? Es la pregunta que muchos no dejan de hacerse...]

La Legión del Caos (Temporada 2) [Eldarya]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora