II: Castigo

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Recién cuando las estrellas estuvieron en el cielo la niña entro nuevamente en el castillo, encontrándose en el salón principal a su madre, sentada en la punta de la mesa, dos Jötunns sentados en los asientos mas cercanos y varios sirvientes colocando los platos de comida delante de los tres.

_ Faye, ven aquí, conoce a tus tíos y come.

La pequeña tragó fuerte, esos hombres no le agradaban. Aun así obedeció y se sentó al lado de uno de sus tíos, el que estaba frente a ella hablo primero.

_ Hola pequeña Faye, yo soy Baugi, hermano menor de tu madre, y la bestia a tu lado es Hildfisth.

La pequeña saludo a ambos con una inclinación de cabeza y comenzó a comer del plato lleno de carne que le habían servido, mas tarde, Gróa se acerco a la mesa y pidió hablar con la madre de Laufey, entonces ambas se retiraron de la mesa, la pequeña pudo sentir muchas miradas extrañas durante esa cena, y la mirada molesta que Hildfisth a su madre fue la que sin duda destaco en todo momento. Esa noche un sirvienta la llevo hasta un pequeño cuarto en el castillo, este estaba cerca de la habitación de su madre, la cual quedaba al final del pasillo, la pequeña se acomodó en su nuevo lugar, siendo ayudada por la mujer para cambiarse y tumbarse en el colchón, pero algo extraño sucedía, ella definitivamente pudo ver mucha tensión en el aire entre los participantes de la cena. Paso un rato hasta que el sueño comenzó a apoderarse de la pequeña y cuando estuvo a punto de dejarse llevar por el sintió un ruido extraño que la despertó, fue un golpe seco de algo contra el suelo, y madera siendo arrastrada por la piedra. La pequeña se sentó en la cama, y la curiosidad la llevo a levantarse y salir de su cuarto, tratando de hacer el menor ruido posible, al salir al pasillo observo a ambos lados, de debajo de la puerta de la habitación de su madre pudo ver luz, y sombras que se movían por ella. La pequeña camino en puntas de pies hasta la puerta, escuchando varios sonidos extraños y voces susurrando cada vez que se acercaba mas a la puerta, y una vez que estuvo frente a ella se apresuro a colocar su ojo contra la madre, para poder ver por la herradura, entonces sintió un helado escalofrió que le recorrió todo el cuerpo.

Hildfisth se arrastraba, bañado en sangre, por el suelo, tratando de llegar a la puerta, hacia gemidos con la boca, no podía hablar por lo que parecía, por lo que Faye vio le faltaba la lengua, y trataba de escapar de alguien, una falta se coloco detrás del moribundo hombre, al elevar la mirada la niña se encontró con su madre, quien se paró a las espaldas del hombre con las manos ensangrentadas y sosteniendo un cuchillo en una de ellas, Faye estaba petrificada, sabia que su madre era una mala mujer, pero ¿matar así a su hermano? Jamas podría haberlo imaginado, ni en mil inviernos.

_ Esto no es necesario, mujer... _ Faye abrió mas los ojos, suponiendo que eso fuera posible, había escuchado la voz de Gróa.

_ Este bastardo jamas me acepara a mi como reina, no respeta mi nombre ni mi lugar como su hermana mayor, así que le voy a dar pruebas de por que soy superior _ Al terminar de decir esto agarro el cabello del hombre y tiró de el, colocó su cuchillo en su garganta y corto de izquierda a derecha, profundo, y la sangre broto como una cascada, Faye chilló, trató de tapar el sonido que salio de su boca con sus manos pero fue muy tarde, en cuestión de segundos su madre corrió a la puerta y la abrió, la niña quiso salir corriendo pero se tropezó con sus propios pies nerviosos y callo sentada en el suelo, aterrada, su madre, por su parte al verla fue evidente la ira que sentía _ ¿¡Que haces aquí maldita sea!? Mierda... _ La mujer tomó el brazo de la niña y la levantó de un tirón, soltó el cuchillo de la mano que le quedaba y tomó el mango de la puerta _ Me ocuparé de ella, Gróa.

La mujer pudo notar la irritación en la voz de la nueva reina pero antes de que pudiera protestar la mujer cerro la puerta y arrastró a la niña a por el pasillo, pasando la puerta de la habitación de la pequeña y dirigiéndose escales abajo del castillo, al subsuelo, entrando finalmente en un pequeño cuarto de piedra con olor a podrido y manchas de sangre seca por todos lados, habían unas pocas velas y en las paredes del fondo colgaban cadenas con esposas de pesado metal, había una montaña pequeña de paja en una esquina y un mueble cerca con algunas varas de metal, cuchillos, pinzas y otras cosas que Faye no conocía. La pequeña no paraba de disculparse, llorando por el miedo a lo que su madre le haría, pues pudo ver en sus ojos un odio descontrolado que dudaba que nadie pudiera frenar, mucho menos ahora que aparentemente era reina. La mujer tiró a la niña contra el montículo de paja, cuando la pequeña quiso levantarse ella la tomó de la espalda, agarrando las ropas de su pequeño camisón, y tirando de el hacia afuera, rompiéndolo, dejando la espalda de la pequeña al descubierto. Faye no podía dejar de llorar, el miedo que sentía en este momento no se comparaba a nada que podría haber sentido antes, la pequeña apenas si media poco mas de un metro, en cambio su madre era una Jötunn de tres metros, y contra su fuerza, la niña no tenia nada que hacer. Pronto sintió una especie de pinchazo en la columna, cuando su madre tomo algo de la mesa de herramientas.

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora