XXXI : Saqueadores

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Laufey miró por sobre su hombro a Kratos, este estaba recostado boca abajo sobre las pieles, profundamente dormido, con una piel tapando solamente desde su espalda baja hasta sus muslos, ella sonrió de lado al verlo así.

Se colgó una bolsa con lo necesario para esa noche y salió de aquel pequeño refugio que habían alquilado, la luna ya había salido, y ella ya había cenado, bebido y disfrutado de un delicioso postre.

"¡Faye calmate! Solo es UN hombre... aunque es un dios... y en todo sentido..."

_ Contrólate Faye... _ se susurró con las mejillas rojas, ese hombre definitivamente la estaba sacando de si misma.

Comenzó a caminar por las calles del pequeño pueblo, aun era temprano así que había algo de gente en la calle. Llegó hasta una gran casa de madera sobre una pequeña pendiente, subió las escaleras y tocó la puerta. Un joven que conocía bien la atendió.

_ Hermosa Faye, que bueno volver a verte _ le sonrió pícaro el rubio, acomodándose contra el marco de madera. Ella rodó los ojos y pasó por su lado, chocando su brazo con el de el al pasar, con fuerza.

_ ¿Ya te lastimaste permanentemente la mano derecha de tanto pensar en mi? _ dijo sin mirarle.

_ Soy surdo _ ella se detuvo en seco, juntando ambas cejas y girándose a verlo.

_ Y un asqueroso ¿Donde está tu hermana? _ Colocó su mano en su cadera.

_ En su cuarto, te esperan allí _ le respondió señalandole la dirección del cuarto, ella camino hasta allí y el cerró la puerta para seguir a la mujer.

Faye entró en el cuarto de Mergi, encontrándola sentada contra el respaldo de su cama en el centro de la habitación, tapada con muchas pieles, a su lado estaban sus padres, Faye los miró un momento, todos le prestaban atención a ella, escuchó al muchacho que le había abierto la puerta entrar detrás suyo. Sin mas se acercó a la guerrera.

_ Hola Mergi _ le dijo sentándose a su lado en la cama.

_ Hola Faye _ le saludo ella sonriendole con una mueca.

_ Permiteme _ le dijo tomando las mantas que la cubrían de la cintura para abajo y apartándolas con cuidado, la guerrera solo llevaba su ropa interior, Faye levantó el vestido de ella para encontrarse con el casi destruido cuerpo de la chica, puso su mano sobre la pierna de ella y escuchó un quejido de dolor _ ¿Te duele?

_ Si, bastante.

_ ¿Has comido bien últimamente?

_ Si, mi padre me ha hecho comer lo mejor posible.

_ Bien, entonces todos fuera _ sentenció levantándose de la cama, se encontró con las miradas preocupadas de los dos mayores, quienes se aferraban el uno al otro, y antes de que pudieran protestar ella volvió a hablar _ Necesito que me hagan caso en todo lo que les diga o me voy a ir, salgan de aquí y no importa que escuchen, no entren, necesito concentrarme _ los dos asintieron, miraron a su hija y comenzaron a caminar a la salida _ pueden... no, deberían despedirse de ella... por si las dudas.

Y así hicieron, todos, incluso llamaron a dos niños menores, que eran hermanos de Mergi, para que se despidieran de la chica, su hermano mayor también se despidió y luego los adultos, finalmente todos salieron del cuarto, dejando a Faye a solas con la soldado. La Jötunn se sentó nuevamente a un lado de la chica, y puso una silla cerca, que usó como mesa para comenzar a preparar la mezcla carbónica para el tatuaje, picó plantas, raspó carbón, colocó ingredientes y finalmente tenía la mezcla lista, se levanto de al lado de la chica y le sacó por completo las pieles, luego la ayudó a quitarse el vestido, notaba como cada movimiento que la guerrera se veía obligada a hacer le dolía, nuevamente se recordó a si misma, se volvió a sentar y tomó la aguja.

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora