XXII : El templo

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Se habían quedado en aquella cueva donde los lobos los habían atacado, era un buen refugio, y Faye insistió en que la piel de lobo serviría para comerciar, así que pasó el resto de la tarde despellejando a los animales hasta que el sol se oculto y la luna se dejó ver. Ella levantó la vista de su trabajo y observó al hombre, quien se había desconectado un momento también de su trabajo, el era quien despellejaba ahora a los animales mientras ella limpiaba las pieles, decidieron trabajar juntos para no perder tiempo en esto el día siguiente, eran muchos lobos.

El miraba el fuego, parecía pensativo, ella no podía saber que pensaba el hombre, era tan silencioso. Ella lo recorrió con la mirada, era mayor, mayor que ella sin duda, aunque vaya a saberse cuanto, después de todo la vejez de los dioses solía actuar de maneras extrañas en cada uno según tenia entendido, pero a pesar de la edad su cuerpo se veía realmente firme, los músculos de su pecho parecían irradiar calor propio, ella no era estúpida, el era atractivo sin duda, y lo que mas le parecía atractivo de el era su fuerza, lo vio luchar mano a mano contra draugurs, contra lobos, lo vio cargar un ciervo como si fuera papel, eso era sin duda algo atractivo, algo que ella siempre buscaba en sus amantes.

La fuerza de los hombres siempre le pareció atractiva, por eso no compartía la cama con alguien que no fuera, como mínimo, buen guerrero, por suerte en el mundo actual que caía cada vez mas en decadencia, solo quedaban, en su mayoría, buenos guerreros, así que no fue difícil encontrar en la aldea a algún candidato de pecho grande y brazos fuertes, capaz de mantener una pelea mano a mano con ella, una vez que demostraban su fuerza no dudaba en invitarlos a la cama, estaba sola después de todo, y pasaba mucho tiempo sola en el bosque, no iba a desaprovechar la oportunidad de un buen hombre dándole calor. Aunque por desgracia, tampoco abundaban aquellos que pudieran mantener una pelea mano a mano, los midgardianos eran considerablemente débiles en comparación a ella, se preguntaba cuando llegaría alguien capaz de vencerla.

Los ojos de ella se cruzaron con los de el, que ahora la miraba, ella sintió el calor en su rostro, pero lo controlo. El calor en los ojos de el cada vez era mas delicioso de ver.

_ ¿No tienes familia? _ pregunto el y ella se asombro, a decir verdad, el también parecía un poco asombrado de su propia pregunta. Ella era quien ahora miraba el fuego, y el, seguía asombrado de que los cristalinos ojos azules de ella no fueran apagados por el carmín del fuego, no pudo evitar notar que la cazadora estaba completamente sola, desde esta mañana se preguntaba mas cosas acerca de ella, y una de esas cosas que se preguntaba se acababa de colar por sus labios.

_ No _ Esas dos letras habían dolido profundo en la garganta de Faye, el noto eso y entro en cuenta de que conocía el dolor que ahora se posaba involuntariamente en el rostro de la cazadora, el había sentido ese mismo dolor tantas veces que prefirió, finalmente, no preguntar mas nada y volver al trabajo _ ¿Y tu? Pareces conocer mi dolor _ el se sorprendió y ambos cruzaron miradas ¿Como podía ella leerlo tan fácil? Otra vez una comparación innecesaria con alguien de su pasado se asomó a sus pensamientos, obscureciendo su mirada.

_ Tampoco _ dijo el y no volvieron a hablar en toda la noche.

Ya recostados ella volvió a mirarlo, estaba dormido y comenzó a susurrar cosas nuevamente, ella había olvidado que el hacia eso, quizá por que las ultimas dos noches ella había sido la primera en dormirse y la ultima en despertar. El rostro del hombre se contorsiono bajo el calor del fuego, ella sintió la molesta necesidad de acercarse a el y calmarlo como la primera noche que estuvieron en su choza, y sin darse cuenta, se encontró a si misma gateando hasta el. Al llegar vio que el fuerte cuerpo del guerrero daba pequeños espasmos. Se maldijo a si misma mientras involuntariamente su mano viajaba hasta el molesto rostro del hombre.

"Estas sufriendo nuevamente, Farbauti... dime... ¿Por que no me gusta verte así?" ella sentía el calor que el cuerpo del hombre desprendía debajo del suyo, su mano toco con delicadeza la peluda mejilla del hombre, era tan atractivo, mas que ningún amante que ella hubiera tenido, pues sin duda era mas fuerte que todos ellos. El hombre relajo sus facciones bajo la mano de ella "Parece que mi tacto no te desagrada..."

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora