XVI : Sigue adelante

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Esa semana no dejo de llover y tronar, por suerte esto ultimo ocurría en la lejanía, pero desde su refugió Faye estaba atenta siempre por si los truenos se acercaban.

Se había escondido en una cueva sobre un río, había forzado su cuerpo a moverse, casi que arrastrarse, durante un día entero luego de matar a Thrud, así que una vez que encontró este refugio su cuerpo ya no pudo levantarse.

Cada maldito hueso le dolía con si se astillaran cada vez que se movía, aun así se saco la ropa, uso un pedazo de su vestido y lo rompió, luego se limpio con agua del rió mientras dejo el cuchillo de Thrud calentándose en fuego, la tela de su ropa había frenado el sangrado por suerte, volvió a la cueva, tomo el cuchillo rojo y cauterizo la herida de las costillas, apretando su mandíbula para no gritar mucho, por si habían Draugrs cerca. Lo volvió a poner al fuego antes de comenzar a vendarse el pecho, volvió a colocarse la cota de malla encima, ahora fue hacia sus piernas, allí donde la había cortado la diosa, ya las había limpiado así que tomo nuevamente el cuchillo del fuego y se quemo la piel con el. Callo de espaldas, rendida del dolor y durmió hasta que el cielo se oscureció y luego el sol volvió a salir.

Desde entonces se mantuvo allí escondida durante una semana. Pero hoy las lluvias habían parado y su estomago rugía con fuerza, el agua la había mantenido viva pero se sentía débil al no haber comido en días. Se sostuvo de su hacha para caminar por el bosque, rió de su misma al pensar como se vería caminando así, chueca, encorvada, toda una abuela, la buena noticia era que acababa de darse cuenta de que aun podía reír... un poco. Trató de hacer el menor ruido posible, pero fue difícil entre sus quejidos de dolor y lo mal que caminaba. Luego de caminar un rato se encontró con el rastro de un ciervo, lo siguió como pudo aunque tardo otro día en llegar a su objetivo, supuso que por que el animal la escuchaba a la distancia y corría de ella, finalmente lo encontró en un pequeño claro el estaba pastando, ella tardo mucho en acomodarse entre los arbustos, vigilando cada movimiento que hacía, tratando de no hacer ruido, coloco una rodilla en el suelo y la mano izquierda sobre la rodilla izquierda, apunto su hacha al animal y usando todas sus fuerzas le dio.

Cuando el hacha salio de su mano impacto en el cuerpo del animal y allí se quedo mientras este quiso correr para caer a algunos metros revolcándose de dolor. Faye no lo siguió, no podía, el blandir su hacha le hizo darse cuenta de que no estaba bien, no solo por que su mano tembló descontrolada y el hacha no fue donde ella quería, que era la cabeza del animal para darle una muerte limpia, si no por que su cuerpo crujió y dolió, fue como si cada hueso fuera triturado nuevamente salvo por sus manos. Aun así eso no evito que ella se perdiera en un grito de dolor.

Callo al suelo, sosteniéndose las costillas con fuerza. Cuando sintió que el dolor disminuyo un poco se puso rabiosa, le molestaba sentirse tan débil. Su estomago rugió por comida, ella se arrastro con sus codos y manos y salio del arbusto en el que estaba, vio al ciervo tirado no muy lejos, desangrándose con el hacha en el cuello, vivo. Ella se arrastro llena de dolor hacia el, mientras lo hacia comenzaba a desesperarse mientras mas rugía su estomago al ver lo cerca que estaba de su comida, necesitaba comida y la necesitaba ya.

Cuando llego le clavo el cuchillo en el vientre y tiro de el para poder sentarse cerca del animal agonizante, no podía pensar, tenia comida, finalmente luego de semanas tenia un maldito ciervo, enorme, solo para ella, se relamió el labio antes de abrir el vientre del animal, corto un pedazo de carne del mismo, aun con la piel pegada y comenzó a devorarlo crudo, rasgando los pedazos ensangrentados como si de la fruta de Idunn se tratase.

Ω

La nieve comenzó a caer con fuerza cuando ella termino de vaciar el enorme ciervo, estaba helado y sus dedos casi congelados, saco hasta los huesos del animal y dejo las partes comestibles a un lado, enterradas a salvo en el frio de la nueve, luego ella ocupo el lugar donde estaban los órganos originalmente, estaba tan delgada que cabía allí sin problemas, aunque la abertura del pecho no cerraba del todo, la cubría lo suficiente del frio como para no morir congelada.

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora