Nórdico | God Of War

XX : Nuevo Viaje

_ No se tu... pero tengo hambre _ El hombre no dijo nada mientras observaba como ella se sacaba la armadura de cuero y la dejaba a un lado en el suelo, el por su parte ya se encontraba sentado en el suelo, sobre la piel de oso a un lado del fuego, ambos refugiados de la tormenta que crecía fuera de la pequeña choza. Ella se arrodillo delante del único otro mueble del lugar, una pequeña mesa, allí colocó el conejo y con su cuchillo comenzó a desollar.

_ ¿Como sabes que soy un dios? _ ella se giró un poco y lo miró por encima de su hombro.

_ Bueno tuve un indicio cuando luego de clavarte una flecha en el corazón seguiste respirando _ comentó un poco irónica, luego volvió al trabajo _ aparte de eso, la magia se me da bien, pude sentir tu divinidad.

_ ¿Eres una bruja? _ Ella rió un poco.

_ Quizá _ respondió sonriendo y levantando un hombro, jamas la habían llamado así, un nombre mas que agregar a la lista. El hombre no dijo mas nada y se quedo observando el fuego _ Necesito leña, aquí solo hay un tocón mas y eso no va a durar ¿Podrías traer un poco? Creo que me quedan unos pocos maderos fuera.

El hombre no respondió, solo salió de allí en silencio, ella se permitió suspirar aliviada finalmente, se alegraba internamente que le hubiera creído lo del hechizo, ella era consciente de que contra un hombre de su fuerza no tenía oportunidad, mucho menos después de que su cuerpo fuera casi quemado por dentro por el rayo de Thrud. Aunque si debía luchar lo haría hasta la muerte, se alegro de no tener que llegar a ello.

Ω

Ella se mantuvo atenta al hombre durante toda la silenciosa noche, el no preguntó mas nada y ella tampoco se molestaría en preguntar, cocino para los dos y ella comió primero, ya que no tenia mas que un plato, luego lleno el tazón nuevamente y se lo dio a hombre quien aceptó la comida en silencio, sin quitarle la vista de encima a ella, quizá sospechaba que la había envenenado, quien sabe.

Ella se sentó en su cama

_ Espero que no te moleste dormir en el suelo, pero necesito descansar bien _ El hombre no respondió, solo bajo la vista y comenzó a comer, ella tomó un tarro pequeño de debajo de la cama, dentro había una especie de pomada y la dejo a un lado, el levantó su vista para verla justo cuando ella comenzó a desatar las cuerdas de delante de su vestido, este se callo un poco pero se conservó por encima de los pechos de ella, la chica sostuvo con una mano la parte de delante del vestido para que no cayera mas, esto dejó sus hombros mas al descubierto, el notó otro tatuaje sobre el brazo derecho de ella, la mujer comenzó entonces a frotar de esa pomada sobre sus hombros, exhalando un suspiro relajado, ella había cazado un día, arrastrado al hombre durante una noche y medio día, atendido las heridas de el, lavó sus ropas, durmió mal en el suelo y luego al otro día volvió a cazar, sus brazos estaban completamente agotados y adoloridos, la pequeña pelea no había ayudado, su cuello dolía un poco, puso lo ultimo que le quedaba de pomada allí.

_ ¿Cuando me darás mis armas, mujer?

_ Son muy importantes para ti ¿Verdad? _ dejo ella en medio de una sonrisa molesta, el se giró a ver el fuego.

_ Eso no te importa _ Faye se giró a mirarlo, había algo extraño en sus ojos, pero ella no lograba distinguir el que, este hombre era difícil de leer, necesitaría tiempo para saber si era seguro dejarlo ir.

_ Tienes razón, eso no me importa, así que mañana iremos de caza, necesito recuperar lo que gasté en ti y conseguir mas cosas, así que llevaremos un carro _ El la miró _ si, dije llevaremos, me acompañaras. Luego iremos al pueblo _ Llevarlo directo a un pueblo que el podría masacrar podría ser mala idea, pero ella planeaba tardar una semana en cazar, y luego serían mas de dos semanas de camino al pueblo pues al salir de caza irían en dirección contraria, le sobraba tiempo para conocer al hombre, eso esperaba al menos _ y entonces al volver te daré tus espadas, y ya sabes, Farbauti, no antes, no después _ El hombre bajo la vista y luego la volvió a mirar, asintiendole, ella le sonrió mientras se abrochaba nuevamente su vestido y se recostaba en su cama, estaba sorprendida de que el hombre fuera tan cooperador, por su rostro no parecía esa clase de persona.