IX : Malas decisiones

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Maratón 1/?


Esa noche seria el gran sacrificio y faltaban solo unos minutos para que comenzara el espectáculo. En el centro de la ciudad los Jötnnar esperaban encadenados uno detrás de otro a ser llamados para ser colocados sobre un tocón de madera y que un hacha separara su cabeza de su cuerpo. Alrededor de los gigantes estaba todo el pueblo reunido, salvo por unos pocos que se encontraban en la casa del rey.

_ Ya esta todo listo, Laufey _ Le confirmo Brunilda a la joven.

Ella se había terminado de arreglar, colocándose un vestido rojo y dorado, una piel de lobo adherida a una capa roja sobre los hombros y peinado su cabello con dos trenzas y un jopo, también se había maquillado con sombra negra en los ojos y una fina linea negra que iba de su labio inferior hasta su pera. Se giró a ver a su maestra y le asintió, Harald también estaba allí. Luego se escucharon unos pasos acercarse por el pasillo, seguido, Olson entro en el cuarto.

_ ¿Me llamaste? _ preguntó a su esposa mientras Brunilda y Harald se retiraban, ella se acerco a su esposo sonriendo y sentándose en la cama, indicándole a el que se sentara con ella, el lo hizo.

_ Me gustaría pedirte algo... este será mi ultimo intento por hacerte recapacitar... por favor, deja a mi pueblo en paz _ el hombre la miró, molesto, sentía que ella le hacia perder el tiempo, la mirada amable que ella le estaba dedicando solo lo hizo enojarse mas.

_ ¡No Laufey! _ Quiso levantarse pero ella lo retuvo y el se volvió a sentar, ella entonces acuno su mejilla con su mano, acariciando su piel con el pulgar tiernamente, obligandolo a mirarla _ No insistas, no cambiaré de opinión.

_ Bien... no digas que no lo intente _ Se acerco a el y le dio un beso, el hombre no se negó, ella seguía siendo una joven niña muy hermosa, así que se dejo llevar antes de sentir como un frio metal se metía dentro de su garganta, ahogandolo. El hombre se separo, trato de levantarse pero sus rodillas cedieron, callo de rodillas al suelo sosteniendo con ambas manos la herida sangrante de su garganta, produciendo quejidos de dolor, tratando de pedir ayuda pero sin éxito para sacar las palabras de su boca. Laufey se levantó y se colocó detrás del hombre, tomando su cabello y tirando de el, haciendo que parte de su cuello este expuesto y colocando su cuchillo en el _ Debiste escucharme cuando traté de dialogar, pero como el despreciable vikingo que eres no lo hiciste... adiós, esposo _ Dijo antes de arrastrar la hoja de izquierda a derecha por su garganta.

Brunilda y Harald escucharon los pasos de Faye, se giraron para ver en su dirección, ella se dejó ver por detrás de la cortina del salón principal, su hermoso vestido y su abrigo rojo no ocultaban la sangre en la que estaba bañada, Laufey camino entre medio de ellos, por medio de un pasillo entre las dos filas de sesenta escuderas que portaban su escudo, camino delante, siendo seguida por Brunilda y Harald. Salieron de su hogar, llamando la atención de las personas de la calle, así todos les dejaban espacio haciéndose a un lado hasta que llegaron al centro donde se harían las ejecuciones, había una carreta a un lado, ella camino hasta allí y se subió con ayuda de Harald, entonces se giro para ver al pueblo, tanto los Jötnnar como los midgardianos la miraban atentamente.

_ ¡Mi esposo, el rey Olson, ha muerto! _ Todo el mundo estaba sorprendido, susurros se comenzaron a escuchar.

_ ¡SALVE LA REINA LAUFEY LA JUSTA!

Gritó Thiri desde su lugar con los gigantes y seguido todo el pueblo cantó lo mismo repetidas veces, Laufey se quedó en silencio, observando a la gente que la estaba nombrando reina.

A decir verdad no planeaba convertirse en reina, pero no iba a rechazarlo, así se dejó envolver por los cantos de su pueblo.

Ω

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora