X : Laufey la justa

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Maratón 2/?


Laufey se encontraba en las afueras de la ciudad, cavando un pequeño poso debajo de un árbol con una pala, las lagrimas caían por sus hinchados y cansados ojos. Brunilda, Thiri, Tora, y otra docena escuderas con los escudos rojos y dorados en alto estaban cerca, paradas una al lado de la otra mientras observaban a su señora. Faye dejo la pala a un lado y con mas tristeza de la que jamas había sentido tomó el pequeño ser envuelto en tela que había cerca, lo acuno en sus brazos camino de vuelta al hoyo que había echo, arrodillandose a un lado. Miro le tela enrollada y sujetada con sogas de liana y adornado con flores, sintiendo el peso de lo que había dentro del envoltorio, sintió que su garganta le pinchaba, le dio un beso a la criatura y la colocó con todo el cuidado, que sus manos temblorosas le permitían, en el agujero de tierra, paso la yema de sus dedos una ultima vez por sobre el cuerpo y luego por sus labios, sintiendo el almizcle, luego se levanto y comenzó a taparlo con tierra.

_ He aquí que veo a mi madre _ colocó una pala de tierra _ He aquí que veo a mi padre _ otra mas _ he aquí que ellos me llaman... he aquí... que ellos me llaman...

Ω

_ ¡Todo se ha ido a la mierda por tu culpa! _ Gritó el visitante Jötnnar.

_ ¡Nuestro salvador a muerto por tu culpa, ya sabemos que nunca seguiste los consejos que la curandera te dio!

_ ¡Tu mataste a tu hijo!

Laufey, sentada en su trono sin emoción en el rostro simplemente miraba a la nada, sus ojos hinchados aun por el llanto, ignorando las criticas que los altos señores de Jotunheim y su madre le lanzaban. Ella no sabe como se enteraron que su hijo murió, ni como saben que hizo durante sus meses de embarazo, lo que si sabia, era que todo lo que decían solo la irritaba mas y mas y quizá era por que sabía que lo que decían era verdad.

_ ¡Incluso mataste a tu esposo! ¡Solo el podía embarazarte!

_ Todo el esfuerzo por mantenerte viva tirado a la basura, no sirves para nada... _ sollozo su madre, fingiendo malestar, esto altero a Laufey, que al no tener a su hijo en el vientre no vio motivo para evitar alterarse, se levantó de su trono de un salto.

_ ¿¡EZFUERSO POR MANTENERME VIVA!? _ Su madre abrió los ojos como platos, no se esperaba la subida de tono de voz y menos el eco que esta hizo en todo el lugar_ ¡TRATASTE DE MATARME CUANDO ERA UN BEBÉ! ¿¡LO OLVIDASTE!? _ Laufey desenvainó la espada de su cintura y camino hasta los Jötunns amenazante, rápidamente las escuderas que estaban en los alrededores hicieron lo mismo, se pusieron en guardia, levantando los escudos, espadas, hachas y tensando los arcos _ ¡FUERA! ¡LOS QUIERO FUERA DE MI REINO YA! ¡O VOY A CORTAR SUS ASQUEROSAS CABEZAS! _ Todos retrocedieron, un Jötnnar del tamaño de Faye se acerco.

_ Nos fallaste, a todos... quedas desterrada para siempre de Jotunheim _ Faye se acerco, casi chocando su frente con la del hombre, su respiración estaba mas que agitada y sus ojos abiertos y bañados en ira.

_ Si no te vas ya mismo, voy a matarte... _ tragó con dificultad _ ¡TODOS, FUERA! _ Su voz se volvió poderosa y retumbo en todo el lugar, los Jötnnar se retiraron en silencio, bajo la mira de todas las armas presentes en el salón, una vez que cerraron la puerta al marcharse Laufey estalló en furia, comenzó a gritar _ ¡Todos ustedes también! ¡Fuera todos! _ Sus soldados comenzaron a marcharse mientras ella comenzó a golpear su espada contra todo lo que veía, mesas, lamparas, bancos, sillones, cortinas, vigas de madera, decoraciones. Y así se mantuvo, golpeando su espada contra todo, desafilando la hoja, maltratandola, abollandola, hasta que el arma se partió en dos y Faye callo rendida al suelo, llorando. Ella finalmente había entendido su profecía, entendía por que matar a los Aesir estaba bien, durante casi un año se encontró rodeada de refugiados que llegaban heridos y con terribles historias de como Thor los masacraba y nadie hacia nada, vio a los niños, mujeres, hombres, ancianos, supervivientes de la maldad del dios, lastimados, desnutridos, agotados, bañados siempre en sangre. Ella estaba mas que tranquila de saber que su hijo mataría a ese bastardo y a toda su prole, pero ahora su hijo había muerto, el era la carta de su pueblo, la carta que los Jötnnar tenían contra los Aesir, y la habían perdido, por su culpa su pueblo no tenía salvación, la rabia la consumía de nuevo mientras gritaba arrodillada en el suelo.

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora