Nórdico | God Of War

XL : Experiencias.

Faye trabajaba en el pequeño huerto del costado de su casa, allí cultivaba plantas que requerían un cuidado y una supervisión mayor a otras. Cuando sintió la presencia de su esposo, era la primer noche desde el nacimiento de su hijo, hace dos lunas, que el pasaba fuera de casa. Antes de eso incluso el había pasado las cuatro lunas previas al nacimiento durmiendo con Faye todas las noches, y sin quererlo la mujer se mal acostumbro a contar siempre con la presencia de su esposo.

Ya se encontraba sonriendo, solo una noche de no tenerlo, lo extrañaba, se sacudió la tierra de las manos dando palmas, luego se levantó y no tuvo tiempo de girar cuando los fueres brazos de su esposo la abrazaron desde la cintura, envolviéndola con un calor fuera de lo normal. Entonces sintió la barba del hombre raspando su cuello descubierto. Ella se aferró con su mano derecha al antebrazo de el, que se enredaba delante suyo, mientras que su mano izquierda viajo a la cabeza del hombre, pasando a su nuca, acariciándolo.

—Me alegra saber que no soy la única que ha extrañado al otro —Dijo sonriendo divertida, Kratos gruño una afirmación mientras con sus manos acunaba las caderas de la mujer y comenzaba a besar su cuello.

—¿El niño? —Preguntó llevando una de sus manos el cordón de los lados del delantal de Faye.

—Dentro, durmiendo como un tronco —Respondió ella, levantando los brazos cuando su esposo quitó el delantal de su vestido por sobre su cabeza.

—Eso espero —Hizo una pausa, tirando el delantal azul al suelo y envolviendo a su esposa de nuevo con sus brazos, llevando esta vez sus dedos a las cintas delanteras que sostenían el vestido inferior blanco que separaba las pieles —¿Puedes?

Faye entendió la pregunta cuando el se detuvo de desvestirle, sonrió, el decía ser malo pero siempre la trataba tan bien y se preocupaba tanto por ella, era casi absurdo. Se giró a el, sonriendo, habían pasado meses desde que se unieron por ultima vez. Se mordió el labio inferior y asintió, dándole el permiso al hombre, quien no necesitó mas, se acercó a ella y la besó, llevó sus manos a las ataduras del vestido, y con desesperación lo abrió, tirando, rompiendo las cuerdas, Faye Jadeo ante esto, extrañaba mucho el tacto de su esposo. El vestido se deslizó por sus curvas y calló al suelo.

El le pegó una mirada, ella había cambiado, su cuerpo no se veía exactamente firme como siempre, y sus pechos estaban hinchado, aun así la veía como la criatura mas hermosa de todas. Ella se sintió un poco intimidada por la mirada de su esposo, estaba claro que ya no era la misma, no hacer nada durante meses, salvo por comer, no fue gentil con su musculoso cuerpo, pero no tuvo tiempo ni de tener frío cuando su esposo la abrazó y alzó por la cadera, enrollando ella sus piernas alrededor de el, sosteniéndose de su cuello.

Caminó con la mujer encima hasta la pared de su casa, el comenzó a desabrochar su cinturón cuando ambos escucharon los llantos de Atreus despertando, en un abrir y cerrar de ojos su esposa se había bajado, corrió, tomó su ropa interior y mientras se vestía desapareció por la puerta lateral de la cabaña. Dejándolo solo en el exterior sin darle siquiera tiempo a moverse un centímetro.

Ω

Faye estaba sentada sobre la cama de su hijo de siete meses, y el estaba recostado delante de ella, sobre unas mantas. Kratos se encontraba en la mesa, no muy lejos de ellos, afilando un cuchillo, concentrado en su trabajo le daba la espalda a la mujer y su hijo.

—¿Quien es el bebé mas hermoso del mundo? —Pregunto ella, poniendo una mano en su frente y fingiendo buscar algo por los alrededores, como si fuera un faro, el niño la miraba serio, concentrado en ella, expectante, entonces ella bajó la mirada —¡Pero si! ¡Tu le eres! —Gritó sonriendo, mirando a su hijo, y este rió una carcajada mientras levantaba las manos, Faye reía con el, la risa de su bebé era demasiado contagiosa para ella, ver su pequeña boquita con cuatro dientitos era mucho para su viejo corazón —¡Pero que dientitos mas hermosos!