XXXVII : No puedo prometer...

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Agradeció a todos sus ancestros, y los dioses que odiaba, que el comerciante de telas del pueblo tuviera el conocimiento suficiente para garabatear sobre un papel como sería una tela griega, también le dio concejos de que materiales usar y como trenzar los hilos. El le dio también varios ejemplos de ropas que los hombres usaban para casarse, aun así a ella no le gustaba ninguno, y sentía, ademas, que ninguno de esos estilos de prendas quedaba con el actual Kratos, así que se decantó por ella misma inventarse una prenda.

De todos los bocetos de telas y diseños de ropa griega Faye tomó un solo dibujo, uno de una tela con unos grabados cuadriculares, relativamente sencillos en comparación a los diseños que su pueblo hacía en las prendas, entonces pensó en hacer una camisa tradicional de estas tierras, pero usando esa tela, con ese diseño y con los materiales mas parecidos a los que usaran en Grecia ¿Los colores? Recordó la única prenda de sus tierras que el hombre aun hoy en día solía llevar, esa extraña falda de tiras rojas con botones dorados, rojo y dorado.

Rojo y dorado... —Susurró mientras acariciaba el boceto de la tela, sonriendo torpemente.

—¿Disculpe? —le cuestionó el vendedor, ella sacudió su cabeza, notando que hablaba en voz alta. Observó los papeles en la mesa y los diferentes hilos que el hombre le había presentado —Lamento no tener una tela así.

—Está bien, me llevaré tres atados rojos y dos dorados —El hombre asintió, comenzando a preparar lo que la mujer le encargaba y guardando lo que sobraba —. Hilo negro también, este boceto y amm... ¿Vende telares? —El hombre se quedó serio.

Ω

Faye trabajaba lo mejor que podía en el telar, pero aquel patrón sin duda era muy difícil de imitar, los hilos que estaba usando eran mucho mas finos que los que solía usar, por no hablar de que le faltaba practica con el telar, aun así no se rendía, realmente quería terminar este regalo para Kratos.

Así se pasaba las tres ultimas mañanas desde que volvió de la aldea, usando el telar para replicar la tela ''griega'', aunque comenzaba a tener el presentimiento de que los griegos usaban un telar algo diferente, aveces los hilos no se apretaban del todo y ella debía tirar con sus propias manos, agradeció tener las manos un poco callosas, gracias a usar a Leviatan, si fuera de otro modo sus manos dolerían por los tirones que debía darle a los hilos, posiblemente se hubiera lastimado mas de una vez.

Tardó tres semanas y dos días, pero finalmente consiguió hacer una tela lo suficientemente larga, roja y con patrones dorados. Hacer una camisa no fue problema alguno, tardó solo un día en cocer, cortar y dar forma.

Terminó confeccionando una prenda extraña sin duda, pero bastante hermosa, una enorme camisa roja, en la zona de abajo el bordado era de esos extraños cuadrados dorados, las mangas eran largas y en el cuello le había pegado otro retazo de tela mas gruesa, con hilos nativos del norte, con los mismos patrones dorados cocidos por encima, había una abertura en la parte delantera del cuello que se podía dejar abierta o cerrar con cuerda, a gusto, las mangas eran largas y simples, por que encima irían dos cosas mas que debía preparar.

Tomó el cuero trabajado que había colocado sobre la cama, cortó y coció, abrochó y adornó, terminando con un amplio cinturón y dos brazaletes bastante grandes en sus manos.

Envolvió todo dentro de una piel de ciervo blanco, lo ato con cuerda y salio de su casa. Caminó por su bosque en silencio, mirando a todos lados, salio de sus tierras y fue hasta el campamento de Kratos, vigilando todos los hemisferios, al llegar lo hizo con precaución, por suerte, el no estaba allí. Suspiro con calma, salio de su escondite y caminó hasta la carpa directamente, pero antes de siquiera poder entrar su corazón dio un vuelco al escuchar la voz de su amado.

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora