Nórdico | God Of War

XXIX : Aldea

Finalmente, luego de tres días mas de viaje, habían llegado al pueblo, este no era muy grande, pero tampoco muy chico, sin duda había crecido desde que Faye había llegado a estas zonas, pero no se le podía llamar ciudad, aun no al menos. El lugar era sin duda pintoresco, para sorpresa de Kratos, tenía un aire mucho mas alegre de lo que esperaba. Estas tierras norteñas eran frías, lo que el había visto desde que llegó fueron kilómetros de paisaje natural desierto, ruinas de ciudades destruidas hace décadas o mas, y sombríos y helados lugares llenos de enemigos en busca de sangre. Esta aldea, en cambio, era diferente a todo, las casas eran sin duda pequeñas, como la pequeña choza de Faye, los puestos de comercio abundaban, la calle no era muy ancha, la gente iba a venía y cada tanto pasaban niños jugando, corriendo entre la gente.

Faye, como siempre, caminaba adelante, bajaron por una calle algo empinada que terminaba en T, siendo cortada por varios puestos delante, Faye se detuvo un momento, retrocedo hasta el carro y tomo un atado de plantas que había recogido hace varios días, luego volvió a caminar.

Se detuvo al final de la calle, en el puesto que cortaba la calle, este era bastante grande, era una carpa con la parte delantera abierta, un mostrador que era una fina mesa de madera, y dentro, estantes llenos de cosas, Kratos vio incluso un frasco con dedos. Faye coloco el manojo de plantas en la mesa y se apoyó en el mueble con sus palmas.

_ ¡Astrid! _ llamó, el fondo de la tienda no se dejaba ver, estaba lleno de estantes con frascos, vasijas, y cajas, de detrás de ese montonero de "basura" se escucharon ruidos y luego una muy joven cabeza rubia se dejó ver, sonriendo ampliamente cuando los ojos verdes de la joven se encontraron con la figura de Faye.

_ ¡Por la mágica madre Frigg! ¡Has vuelto Laufey! _ ¿Laufey?

_ No me llames así _ dijo cortante y fría, pero a la niña no le importó, se acercó al mostrador y colocándose de puntillas pasó sus manos por el cuello de Faye y la atrajo hasta si, abrazándola con fuerza, Faye suspiró y se dejó estar, devolviendo el abrazo con un solo brazo.

_ ¡Me alegro mucho de verte! _ le dijo al separarse, su sonrisa era mas que amplía, algo que Faye no entendía, esta niña era la aprendiz de Vala, y siempre se ponía muy feliz al ver a Faye, a pesar de que la Jötnnar la trataba con la misma indiferencia que a los demás. Faye había maldecido el día que se encariño con la rubia, pero no se sorprendía tanto, después de todo ella había ayudado a la madre de la pequeña a dar a luz, y ella misma se la había entregado a Vala como aprendiz al percibir la magia en la pequeña niña Midgardiana.

_ Y eso que todavía no te doy tu regalo.

_ ¿Mi regalo? _ Faye miró a la mesa y la niña le siguió la mirada, encontrándose con el atado de plantas sobre la mesa, entre ellas dos, Astrid, boquiabierta, tomó las plantas y las examino bien _ Rocío de invierno... _ levantó la mirada a Faye _ ¿Como lo conseguiste? _ Faye sonrió, la niña parecía atónita.

_ Hice una excursión algo lejana, tomé algunos caminos diferentes, me metí en algunos lugares, y allí estaba, esperando a ser arrancada.

_ Dioses... ¡Te amo! _ le dijo la niña capturando nuevamente a la mujer que esta vez rió un poco. Kratos escuchó la risa de Faye, era sin duda una melodía hermosa para sus oídos.

_ Ya, suelta _ dijo apartándose.

_ ¡Oh! ¡Yo también tengo algo para ti! _ dijo la niña corriendo a sus estantes.

_ Espero que sea la cuenta que Jarl Haraldson debía abrirme.

_ ¡Ademas de eso! _ la niña abrió una pequeña caja de madera que había en el ultimo escalón de un estante, de allí sacó una pequeña vasija, del tamaño de una botella pequeña, y se la mostró a Faye sonriendo, la Jötunn era quien ahora tenía una cara atónita, Kratos levantó una ceja al ver a la ruda guerrera así, alzando sus brazos para alcanzar la botella, una vez que la mujer tuvo la botella en mano la envolvió en sus brazos.