XLVII: El fin de mi camino

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El ambiente estaba fresco, como de costumbre. Poco a poco comenzó a abrir los ojos, no recordaba haberlos cerrado, no recordaba muchas cosas, pues su mente era un remolino de escenas que si se forzaba a ordenar le provocaba una dolorosa jaqueca, quizo tragar la mucosa de su garganta pero su boca estaba completamente vacia. Carraspeo entonces su garganta y pudo escuchar unos ruidos y voces alarmadas. Pronto la cara de su hijo se dejo ver por la periferia de su vision, sonriendole con amor y extendiendole un vaso con agua, la ayudo a levantar su cabeza de la almohada y coloco con delicadeza el borde del vaso contra los labios de la mujer.

Su garganta se destapo y aclaró, tiro su cabeza hacia atras en señal de que estaba satisfecha y el pequeño Atreus alejo el vaso, dejandolo en el suelo. Su padre pronto se dejo ver a su lado, observando a su mujer.

Faye los miró y sonrio ampliamente.

-Mis amados... -su voz era baja, ambos se agacharon a su lado para escucharla mejor- Se que vuestros corazones arden en tristeza e impotencia... Pero necesito hablarles, pedirles un favor... Un deseo, mi ultimo deseo -padre e hijo cruzaron miradas entre si antes de ambos mirar a la mujer de nuevo y asentir, no decían una sola palabra, no pretendían interrumpirla, sabian que ya estaba muy débil-. Os pido que una vez muerta, quemeis mi cuerpo hasta las cenizas, luego, guardarlas y llevadlas hasta el pico mas alto de los nueve reinos y allí... Dejadme descansar para siempre.

Un silencio recorrio la cada vez mas fría cabaña, que parecía perder el calor a medida que la mujer se iba enfriando.

Atreus colocó su mano en el pecho de su madre y le sonrió.

-Es una promesa... Madre.

Ω

"¿Cuando fue la ultima vez que probé buen bocado?" pregunto mientras sentía como su boca se humedecía.

La imagen fue borrosa y obscura, hasta finalmente dejarse distinguir, su chal de la abrazaba y cuidaba del frio del invierno, lleno uno a uno los platoa con sopa de ciervo y los colocó en la mesa, se acercó al fuego, pasó las manos por la fuerte espalda de su esposo hasta llegar a su firme pecho envolviendolo en un calido abrazo. El se encontraba sumido en obscuros y profundos pensamientos mientras miraba la hogera y afilaba un cuchillo.

-La comida esta lista, Farbauti -Faye era sin duda la unica criatura que en los nueve reinos podría interrumpir así a Kratos sin ninguna consecuencia, incluso el suspiró con pesadez, sacando la obscuridad de su ser para, con cuidado, llevar una de sus manos hasta las manos de su mujer y acariciarle el dorso de la palma con cariño.

Seguido gruño una aprovacion y se levanto rumbo a la mesa, sentandose en la punta de esta. Faye mientras se asomó a la puerta observando como su pequeño traía el valde de agua aue ella le habia pedido hace un momento. Lo ayudo a cargarlo hasta dentro. El pequeño paso de largo hasta sentarse a la mesa y poco despues Faye llego a ellos.

Fue una cena hermosa, la ultima que tubieron tranquilos antes de ellos dos enterarse de que ella estaba enferma.

"¿Cuando fue la ultima vez que mi hijo y yo fuimos felices sin ninguna pega?" El día siguiente, Faye recordaba haberle enseñado sobre arquitectura Jotnnar a Atreus, el era tan inteligente, pronto ella se quedaria sin temas para enseñarle, aunque al final, el tiempo fue lo que se le acabo.

Luego de terminada la clase Atreus estaba inusualmente deseoso de escucharla cantar, así que Faye tomó el viejo laud que su esposo le regaló y le regalo una cancion a su hijo, el, por su parte, se sentó en el suelo con algunas hojas y su lapiz y se dispuso a dibujar a su madre. Caida la noche, cuando Kratoa volvio a casa y les preguntó que sucedia ambos le mostraron loa catorce dibujos que Atreus habia echo de Faye. Ella decia que eran hermosos y, aunque casi no se notaba, por su naturalmente estoico rostro, el mismo espartano estaba asombrado de lo hermosos e iguales a la mujer que eran los bocetos. Aun así a su pequeño lobo no le gustaban, ninguno, decia que ninguno tenia la presencia de su madre. Faye reía.

-¿Que presencia, mi pequeño lobo?

-tu amor... Y calidez... Y cariño... Oh, y rudeza -Faye rió, en la otra punta de la habitacion las comisuras de los labios de kratos tambien tiraron.

"¿Cuando fue la ultima vez que me rodeó el calor de mi esposo?" Facilmente la imagen de ella y su amado Farbauti, recostados en la choza del huerto llego a su mente. Sus cuerpos calientes, transpirados, tirados uno al lado del otro, tratando de calmar sus respiraciones. Kratos pronto caería en un profundo sueño asi que procuraba taparse con pieles tanto a el como a su amada. Para luego por debajo de estas envolver a la Jotunn con sis fuertes brazos.

Acurrucada allí, bajo el calor que su esposo le transmitía, Faye sabia que no necesitaba nada mas para ser feliz.

***

-los voy a extrañar...

-los volveras a ver... Te lo prometo -le aseguró el dios de la guerra, ella pudo sentir como el tomaba su mano.

Ω

Faye cerro los ojos mientras su pecho dejaba de subir y bajar. El fuego de la cabaña se habia pagado y ahora el frio envolvia al dios rojo y blanco y su pequeño lobo.

Fin.

***

Aún me falta corregir este y el ultimo cap pero ya no quería hacerlos esperar uwu
Espero os gustara~

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora