VIII : Problemas en el paraíso

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Su cabeza iba a explotar, en las ultimas tres semanas había estado recibiendo mas refugiados Jötnnar, todos victimas de Thor que escucharon que había una reina Jötnnar en Midgard, que era mas buena que otras reinas, vieron en ella una aliada y ella los había recibido, curado, alimentado y este mismo día habían partido hacia Jotunheim, siendo un grupo de quince supervivientes, mas un grupo de diez escuderas que fue con ellos, para protegerlos de camino al lago de los nueve. Todo esto estaba poniendo nerviosa a Laufey y las voces, risas y gemidos que se escuchaban no la ayudaban a relajarse, y ella necesitaba estar tranquila, no solo para preservar su salud mental, si no que para el bien de su hijo, el cual la curandera aseguro que pendía de un hilo.

Se levanto echa una furia cuando vio que las risas no paraban, sin taparse salió rápidamente de su cuarto, azotando la puerta con fuerza al abrirla. Camino sin cuidado por el pasillo y los gemidos pararon, al asomarse vio como su esposo se separaba de la esclava de turno que estaba poseyendo y comenzaba a cerrar su pantalón, mirando a su mujer, mientras la chica se bajaba de la mesa y bajaba su vestido, agachando la cabeza. Laufey tomo un jarrón que había a su lado sobre un mueble de madera y se lo lanzo a su esposo, quien lo esquivo por muy poco, la esclava grito y salió corriendo de allí. El hombre miró enojado a su mujer.

_ ¡Dile a tus estúpidos amigos que se vayan a la mierda de mi casa! _ El hombre se sorprendió aun mas, esperaba que lo increpara por su amante, no por los ruidos de fondo _ ¡Yo y mi hijo necesitamos descansar!

Grito finalmente ella antes de retirarse nuevamente a su cuarto.

Paso un rato recostada sola, las risas y voces pararon y su esposo entró en el cuarto. Ella trataba de dormir, así que ni se molesto en abrir los ojos. Planeaba seguir así, recostada de lado, pero el tomo su hombro y con fuerza la giró, haciéndola quedar boca arriba y acorralándola en la cama.

_ Yo se que ahora te crees mucho _ comenzó a hablar, recostado sobre ella, atrapando las muñecas de la chica, inmovilizándola, su mirada era oscura y esto asustó a Laufey _ Te he dejado reinar en mi nombre, he comprado cada esclava que quisiste, y dejado que liberes a cuantos esclavos quisieras, permitido que actuaras políticamente recibiendo refugiados, y dejándote tener tu pequeño ejercito... pero no pienses ni por un segundo que tu, puta Jötunn, puedes darme ordenes.

Esto ultimo sonó profundo en su garganta, Laufey estaba asustada, se sentía como pensó que no volvería a sentirse, indefensa.

Ω

Su vientre estaba ya muy hinchado, seis meses no eran poca cosa y ya comenzaba darle severas molestias que comenzaban a hartarla, aun así se sorprendía de lo poco que el bebé se movía, esustandose mas pensando que seria de ella si el comenzara a moverse mas. Acarició su vientre una ultima vez antes de colocarse su vestido y salir de su cuarto con el cabello húmedo y suelto. Era primera hora de la mañana, al salir al salón principal se encontró con Olson dormido en su asiento, a su lado una jarra de cerveza vaciá. Ella se quedo observándolo, pensando en como desde aquella noche hace dos meses se volvió a sentir insegura de si misma, verse tan indefensa le hizo sentir otra vez que nada había cambiado, seguía siendo una niña pendiendo de los deseo de alguien mas. Pronto mucho ruido se escucho, mucha gente afuera, el ruido era tal que despertó a su esposo, ambos cruzaron miradas antes de dirigirse a la puerta y abrirla.

Se encontraron con un grupo de al menos cincuenta Jötunns a sus pies, de todos los tamaños, pero ninguno mayor a tres metros, todos sucios y lastimados, el olor a sangre seca abundaba.

Ω

_ ¡No podemos darles la espalda, Olson! _ Gritó, golpeando con sus manos la mesa en el salon personal de su esposo, que estaba devorando un plato de comida del otro lado de la mesa _ ¡Necesitan nuestra ayuda!

Nórdico | God Of WarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora