Nórdico | God Of War

XXVII : Distancia

_ Me has engañado _ le dijo el a la mañana siguiente mientras se vestía y levantaban campamento, ella levantó la vista del atado de plantas que estaba formando, y le sonrió nerviosa.

_ No se de que me hablas _ le dijo haciendo un puchero y bajando de nuevo la vista, entonces vio a un lado de sus piernas los pies del hombre y levantó la vista para encontrarlo de pie cerca de ella, con los brazos cruzados.

_ No eres una bruja... _ la mujer aguantó una risa y guardó sus labio dentro de su boca, luego chistó la lengua.

_ Bueno... yo nunca te dije que lo era, solo que escondí tus espadas con magia _ el iba a decir algo pero ella se puso de pie en un segundo y palmeó el pecho de el _ lo que no es mentira, están dentro de mi barrera mágica, oculta a la vista de muchos _ Kratos entrecerró los ojos y ladeó la cabeza, ella le sonreía mostrando los dientes, divertida _ Oh vamos, agradeceme, gracias a eso no huiste de mi y podemos estar aquí _ hizo pasos con sus dedos en el pecho de el _ pasando unas muy divertidas noches _ le dijo con un tono seductor, a lo que el bufó, cerro los ojos y negó, por que ella tenía razón. Relajó su pecho y caminó lejos de ella, Faye por su parte seguía aguantando la risa.

Ω

Se encontró a si mismo acariciando la espalda desnuda de la mujer, que dormía mirando en dirección al fuego, acostada sobre las pieles de lobo, tapada con la de ciervo, era la tercer noche que compartían juntos de esta manera y esta vez ella había caído en los brazos de Morfeo antes que el.

Con su mano derecha sostuvo su cabeza mientras que la izquierda recorría la espalda de la mujer. La forma de ella era perfecta, sus pequeños músculos no dejaban que lo femenino escapase, permitiendo a su cintura doblarse con gracia, y si bien la piel era lisa, también vio algunos raspones, quizá de la noche anterior, pero lo que mas lo llamo fue aquello que el no pudo evitar tocar, unas viejas cicatrices en la piel de la mujer.

Por como viajaban, en diagonal por la espalda de la mujer, y por lo largas y finas que eran notó de inmediato que eran latigazos, la historia detrás de estas cicatrices lo llamaba.

_ ¿Se puede saber que haces? _ ella se giró a el, sonriente, somnolienta, y el se inclino un poco hacia ella, observando sus ojos claros que tanto le gustaban.

_ Me pregunto de que son esas cicatrices en tu espalda _ Por como los ojos de la mujer cambiaron el se arrepintió de preguntar, sabiendo que ella se vengaría.

_ Si te lo digo... _ ella acaricio el brazo de el, el que la rodeaba y atrapaba poniéndose a su costado, hasta el antebrazo, por encima de las vendas que habían allí, las únicas vendas que el no se había sacado y no parecía querer sacarse _ si te cuento de mis cicatrices... ¿Tu me contaras de las tuyas? _ El había cavado dentro de ella, profundo, y lo sabía, por eso entendía la pregunta de la mujer, entonces una idea se cruzo por su cabeza, quizá podría finalmente haber llegado a aquel lugar que en el fondo sabía que buscaba, un lugar tranquilo en el que estar, un lugar donde poder pasar sus últimos años en una paz que quizá el no mereciera, pero que sin duda deseaba. La miró a los ojos, y ella el, y, para sorpresa de la mujer, el asintió. Ella le sonrió, subió sus manos por los brazos de el y atrapó su nuca _ bien... pero no ahora, quiero dormir _ dijo ella mientras se giraba y le permitía a el acomodarse en su espalda, envolviéndola con sus brazos, ella entonces sintió un calor mas familiar, sentía que esto ya lo había vivido, o quizá una situación parecida, pero no pudo revolver en sus recuerdos por mucho ya que cayo dormida debajo del calor de el.

Ω

_ Tomaremos el camino a la aldea hoy _ dijo ella, llamando la atención de hombre, ella termino de atar sus botas y lo miró, así como el a ella sentado no muy lejos.