*Alba*
Te confirmo la cita del miércoles a las 9 de la mañana
*Natalia*
Parece esto un mensaje de vodafone
*Alba*
Es trabajo, soy una chica muy seria
*Natalia*
La Alba fisio tiene su punto, no te lo voy a negar
Tan concentrada y formal
*Alba*
La Natalia callaita también tiene su aquel, no te creas
😒
*Natalia*
JAJAJAJAJAJAJAJA
Picada
*Alba*
Cómo vas a ir a Pamplona?
*Natalia*
En coche, me diste permiso
*Alba*
Vale, pero vete a una ortopedia a comprar una muñequera, porfa
Me voy a quedar más tranquila
*Natalia*
En un ratito voy, palabra 🤞🏻
Eran las siete de la tarde y estaba terminando de vestirse para salir. Se le había ido la siesta de las manos y ahora tenía que dejarlo todo listo para el viaje y la cena al día siguiente. Se iba el miércoles temprano y volvía prácticamente para la sesión. Ya le había confirmado María que el viernes se salía, pues Pablo pinchaba en un garito y Marta tenía muchas ganas de ir y conocerlo. Por lo tanto, el tiempo de que disponía eran el martes y el sábado, y eso le agobiaba mucho. Le gustaba preparar sus cenas con mimo y ya se estaba poniendo de los nervios de pensar que le faltaba tiempo.
Cogió su riñonera y las gafas de sol y salió disparada mientras buscaba en su móvil alguna ortopedia cercana que no estuviera a punto de cerrar.
Cuando tuvo la muñequera en su poder aprovechó la salida para comprar regalos a la familia. Siempre que iba le gustaba llevar un buen vino para sus padres, amantes del líquido rojizo, algunas zapatillas chulas para sus hermanos y juguetes para los trastos de sus sobrinos. Le encantaba seguir tratando a Elena y a Santi como a hermanos pequeños, y ellos siempre le correspondían aquellos detalles con la misma ilusión que cuando eran apenas adolescentes, a pesar de que la primera tenía mucho éxito en su profesión y una vida independiente y el segundo acababa de ser padre por segunda vez. Era su pequeña tradición.
Una vez en casa se dispuso a hacer la maleta, ya que el martes pensaba emplearlo en su mayoría en hacer la compra para la cena del sábado. Lo que fuera excesivamente perecedero lo dejaría para el mismo día, pues le gustaba comprar los alimentos frescos, pero todo aquello que careciera de caducidad se lo quitaría de en medio cuanto antes.
Estaba realmente agobiada al pensar en su semana, y ganas tuvo de posponer la cena para otro día. No, imposible. Ni quería alargar más la espera ni tenía intención de cenar un día en el que al siguiente Alba trabajara, pues su parte maestra del plan era tirarse en el sofá con la rubia sin que tuviera prisa por marcharse. Quería, o más bien necesitaba, esa intimidad con ella, lejos del ruido de la calle y de las interrupciones cotidianas del mundo. Las dos compartiendo el mismo aire durante unas horas a espaldas de la humanidad. Qué gustito.
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La sala de los menesteres
FanfictionAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...