Esperó en la puerta la llegada de su morena, como si estuviera esperando una aparición divina. Y realmente lo era.
Natalia se había decidido a ir a verla y sospechaba por qué. Ninguna de las dos estaba muy contenta con su ataque de posesividad, por llamarlo de alguna manera, y estaba convencida de que la morena había ido a su casa para comprobar in situ cómo andaban los ánimos por el planeta Reche.
Allí apareció, con una sonrisa cansada saliendo del ascensor.
- ¿No me habías castigado? -preguntó mientras la veía acercarse.
- El castigo deja de ser práctico cuando también me jode a mí -sonrió y se tiró en sus brazos.
Pasaron sin soltarse y la rubia acarició su pelo mientras la más alta ronroneaba en su cuello.
- ¿Estás cansadita?
- Agotada.
Se encaminaron hacia el sofá y se dejaron caer en él. Natalia se puso a horcajadas sobre la rubia para volver a esconderse en el hueco entre su hombro y la mandíbula. Huele a sábanas tendidas.
La verdad es que la estampa era para enmarcar. Desde la espalda de la cantante solo se veían asomar las cortas piernas de la fisio y algunos mechones de su cabello. La diferencia de estatura era insalvable en esa postura. Somos un cuadro.
- Me va a costar acostumbrarme de nuevo a la vida frenética del artisteo. Esto de haberme pasado dos meses vagueando me va a matar.
- Poc a poc.
- ¿Tú qué tal, paranoica mía? -sintió su risa estallar contra su piel.
- Avergonzada -Natalia notó el rubor en su cuello y empezó a darle besitos pequeños.
- Venga, no seas dramas, todos tenemos días que parece que nos ha poseído el maligno. No pasa nada, yo también estoy un poco tontita.
- De verdad que yo no soy así, de hecho me agobia mucho que no me dejen mi espacio y mi tiempo, pero... no sé qué me ha pasado. Perdona, Nat.
- Lo que te pasa, Alba Reche -dijo saliendo de la cueva y poniendo su rostro frente al suyo-, es que te gusto un montón -se dio dos golpes en la sien con el índice con cara de 'te entiendo'.
- Un mogollonazo.
- Hala, ¿tanto? -abrió mucho los ojos.
- Más -y se acercó a darle un besito en los labios.
- Está blandita la baby.
- Es que no me gusta ser lo que no me gusta que sean conmigo -puso cara de enfadada.
- Alba, por dios, que si tú no me dices que te has mosqueado yo ni me entero. Ni que me hubieras montado un pollo -quiso hacerle entender que no era para tanto.
- Da igual -estaba negada.
- ¿Puedes besar a esta pobre zombie y callarte de una vez? Me gustas hasta cuando te pones intensa de más.
- Sí, seguro.
- Te lo prometo. Me pareces más... humana. Y eso me deja mucho más tranquila.
- ¿Por qué? -frunció el ceño y la miró a través de las pestañas.
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La sala de los menesteres
FanficAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...