- Buenos días, Martus -saludó la rubia al entrar a la clínica.
- Qué tempranera estás tú hoy, ¿no?
- Es que he dormido como una santa -suspiró, feliz-. ¿Y tú? Tienes mala cara. ¿Hiciste algo ayer? -preguntó con ligereza. A mí me la vas a dar.
- Qué va, tía, en casita toda la noche -si no la hubiera visto descojonada con una cerveza en la mano se lo hubiera creído. Mentía bien, la cabrona-. Me costó coger el sueño.
- El insomnio, que es muy malo -sonrió, le dio un beso y se fue a cambiar.
Eso sí que no le cuadraba, esa mentira flagrante. Podría haberle dicho que quedó con María y que luego se fueron uniendo las demás, como un plan improvisado, y que por eso no le habían dicho nada. Pero no, había negado la mayor. ¿Qué coño estaba pasando? Sacó el móvil y escribió a la morena.
*Alba*
Buenos días, Nat
Sabes que Marta acaba de echarme la mentira más grande del siglo EN MI PUTA CARA?
No me dice que se quedó en casa toda la noche?
La voy a matar
*Natalia*
Buenos días, bella
Sabes lo peor? Que no puedes echárselo en cara
Porque si lo haces tendrás que reconocer que estabas conmigo
MUAHAHAHAHA
*Alba*
Me caes regular ahora mismo, Natalia
Yo ya he hecho mi parte
Te toca sonsacarle a tus amigas
*Natalia*
Pero qué más da!
Que queden si quieren, a mí me encanta que se lleven tan bien
*Alba*
Si a mí también, pero por qué me miente?
Algo no me encaja
*Natalia*
VALE
Ahora le escribo a la Mari a ver qué me cuenta
Pero seguro que me dice la verdad
Paranoica
*Alba*
Mimimimi
Mira, Natalia, si queremos que esto funcione vas a tener que seguirme el rollo con mis conspiraciones
Necesito una persona que me apoye en mis empresas absurdas
Me voy a trabajar porque me agotas
*Natalia*
Albi, esto funcionaría aunque fueras extraterrestre
*Alba*
Venga, ese infartito bueno para antes de trabajar
Me voy antes de tener que llamar al Samur
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La sala de los menesteres
FanficAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...