- Alba Reche, Alba Reche, hay una fan que te está esperando en recepción -dijo Natalia a través del interfono de Marta mientras las dos morenas se miraban como niñas pequeñas haciendo una trastada.
- ¿Está buena? -preguntó la voz de la rubia, divertida.
- Está to buena, Alba Reche -le arrebató el micro la recepcionista.
- Entonces voy volando -y cortó la comunicación.
- ¡Joder, Marta, que quería decirle que la que está buena es ella! -se enfurruñó como una niña pequeña, cruzándose de brazos.
- Ahora se lo dices, tonta.
- Jo, me has jodido el invento.
- Illo, que no, que con lo que has dicho seguro que viene flotando -levantó la mirada por encima de la cantante-. ¿Ves? A tres metros sobre el cielo viene.
Natalia se giró y allí estaba, con su sonrisa de anuncio y los ojos como chispas de soldar, de tan estrechos y brillantes. Jo der.
- Así que una fan, ¿eh? -se acercó a ella y le dio un beso en la comisura del labio.
- Soy fan de ti -canturreó mientras le acariciaba la espalda, deseando huir de miradas indiscretas.
- No me cantes esas cosas que me enamoro -se pegó un poco más de la cuenta a su costado.
- Ah, ¿pero no lo estás ya? -sonrió la morena con suficiencia.
- Tus ganas, Lacunza -dijo con altanería.
- Bueno, ya está bien, a zorrear a la zorrería -las empujó Marta, echándolas de la recepción-. Aquí, comiendo delante del hambriento, será posible -rezongaba mientras fisio y cantante se alejaban hacia el pasillo, risueñas.
Traspasaron la puerta y corretearon hasta la sala, donde se dedicaron los diez minutos que la morena había llegado antes para darse todos los besos que se venían debiendo.
- Así que no estás enamorada, Reche? -puso un puchero mientras se sentaba en la camilla.
- Tú estás flipando si crees que lo vas a tener tan fácil -se carcajeó.
- Mierda, estoy perdiendo facultades.
- Además, ¿qué interés tienes tú en que me enamore de ti? No será eso que me dijiste ayer de proyectar en el de enfrente tus movidas, ¿no? -qué hija de puta y qué lista mi rubia.
- Es que se supone que soy una latin lover, una rompecorazones, una estrella del rock, y se me va a resistir un hobbit rubio, tiene cojones -cabeceó con fastidio.
- Habló Légolas, no te jode.
- ¿Légolas?
- Sí, por las orejitas saliéndote entre el pelo -casi se ahoga de risa al ver la cara de ofendida de Natalia.
- Hala, te has pasau', cinco minutos sin amigas -desvió el rostro hacia la ventana levantando el mentón con indignación.
- Anda, tonta, si me flipan tus orejitas de elfo -se mordió el labio y se acercó a ella.
- Pídeles perdón -se colocó el pelo tras una de ellas y se la señaló con un dedo.
Alba se acercó con lentitud a la morena y, una vez entre sus piernas, a su oreja. Poco a poco aproximó su boca al pabellón auditivo de la más alta, que ahora estaba a su altura, y se dedicó a respirar unos segundos allí. Separó los labios con lentitud y la lengua del paladar para que escuchara bien el sonido de la saliva contra su carne. Notó la piel de gallina de Natalia y supo que había funcionado.
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La sala de los menesteres
FanfictionAlba Reche es propietaria de una prestigiosa clínica de fisioterapia en Madrid. Natalia Lacunza es una famosa cantante. La primera es pura luz, en el más amplio sentido de la palabra. La pena y la tristeza alimentan el alma de la segunda, sacando...