Capítulo diez.

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SIDNEY RODRIGUEZ

Mi reunión de cumpleaños había empezado, estaba emocionada pero a la vez triste.

¿La razón? Ni yo misma la sé.

La casa se empezó a llenar, habían alrededor de cuatro amigos, y lo demás eran puros familiares.

Estaba riendo junto a las únicas personas que vinieron a mi cumpleaños. Todo porque habían contado un chiste de Jaimito.

—Otra, otra —dije riendo.

—¿Por qué jaimito le mostrará la raya del trasero a Chuky? —preguntó José.

—No sé.

—Qué voy a saber yo.

—De seguro era porque quería hacer pu—

—Ay Luis, nooo —dije riendo mientras le tapaba la boca.

Ellos eran los únicos que se acordaron de mi cumpleaños y quisieron venir. Realmente estos son amigos, que a pesar de tus defectos están para ti en los momentos más importantes y también en los peores.

—Para demostrarle que también tiene una raya —respondió José y estallamos a carcajadas todos.

—No... no pue-puede ser —dije sin poder respirar.

***

—¿Se encuentra la cumplañera? —escuché la voz de alguien y voltee a ver de quien se trataba.

—¡Elena! —grité mientras iba hacia ella para abrazarla.

Elena se ha vuelto muy cercana a mi al pasar el tiempo. Mami hasta la considera parte de la familia.

Lastima que eso sea ahora y no antes.

Al llegar hasta donde estaba ella, la abrace y me respondió el abrazo.

—Feliz cumpleaños —susurró aun en sus brazos.

—Gracias —me separé de ella —. ¿Te vas a quedar?

—Quisiera pero no puedo, me están esperando afuera.

—¿Por queeeé? Dile que pasen —alargué la palabra.

—No, no vas a querer —sonrió —. Vine para dejarte estos obsequios —dijo sacando algo del bolsillo.

Sonreí al ver que era una carta y un collar con el dije en forma de S.

—La carta es de Nelson, me ha dicho que te la entregará. Él te desea feliz cumpleaños —sonreí —. Y el collar es de mi parte.

Su sonrisa en ningún momento se apago, de paso lo que hizo fue agrandarse.

—¿Sigue enojado?

Asintió.

—Pero pronto se le pasará. Tú solo sigue escribiéndole cartas.

—No sé que escribirle —confesé —y no tengo ánimos de hacerle una carta.

Y era verdad, sentí que la cague reclamándole algo que ni siquiera era de mi incumbencia y no quería que dijera «otra vez la fastidiosa»

Carta » Nelson FariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora