Capítulo treinta y cuatro.

503 31 0
                                    

SIDNEY RODRIGUEZ.

—¿Por qué lo trataste tan mal? —le pregunté al bajarme de la moto.

—Porque Nelson me da mala espina, y de paso tú sabias que yo no quería que le dijeras quien eras.

Theo imitó mi acción después de terminar de hablar.

—Ni que me fuera a ser novia de Nelson, Theo. Él es mi ídolo y yo soy su fan —caminé a la puerta de la casa.

—¿Y tu crees que él te ve como fan? —preguntó detrás de mi.

—Es lo mas lógico.

—Cómo se nota que no has tenido novio —murmuró.

—Si he tenido, que no te hayas dado cuenta es otra cos... ¿Qué tratas de decir?

—Nelson no te ve como fan, en noviembre él estaba hablando de ti de una forma y en abril también. Dudo que te vea como una fan.

¡COÑO DEJEN DE ILUSIONARME!

—¿Qué forma?

—Cosas de hombres, Sidney. Ahora, ¿tú lo ves como ídolo?

Cosas de hombre...

¿Cosas de hombre?

¿Acaso me quería violar sin saber quien era yo?

—No sé —confesé —, antes lo veía de tal manera pero hoy se comporto muy bien conmigo y no sé que pensar.

—Maravilloso —masculló con obstinación.

—¿Tan mal te cae?

—Justo en este momento sí.

La puerta se abrió dejando ver a mamá con una cara de enfado en su rostro.

—¿Qué son estas horas de llegar?

—Tú me mandaste a buscar —me excuse.

—¿Yo? Yo no te he mandado a buscar, yo simplemente le dije a Theo que te avisara por WhatsApp que tenias que llegar a las siete a hacer la cena, y mira la hora, son las ocho de la noche.

Giré mi cabeza lentamente para poder ver a Theo, este tenia una sonrisa inocente y me guiñaba el ojo. Pronuncie un «te odio» no audible y volví mi vista a mi mamá.

—Perdón mami, la moto se apago a la mitad de la calle por eso me he tardado algo.

Mi mamá miro a Theo y luego asintió.

—Qué sea la ultima vez Sidney Andreina, no quiero castigarte. Ahora pasen, la cena la ha hecho tu tía Sandra —me informó mamá e hicimos caso.

Recordé que aun tenia el celular de Theo en mi bolsillo trasero y rápidamente lo saque para meterlo en mi bolsillo delantero.

Entramos a la cocina y tía estaba preparando dos arepas, al vernos fue y abrazo a Theo.

—Pensé que te había sucedido algo, ¿por qué no viniste ayer? —le preguntó tía.

Carta » Nelson FariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora