Carta » Nelson Farias

Capítulo cuarenta y siete.

SIDNEY RODRIGUEZ

No sé si sabían pero me encanta Nelson.

Eran las doce de la noche y aún seguía aquí con él, comiendo el ultimo pedazo de pizza con un vaso grande de refresco.

¿Pueden creer que Farias compro siete cajas de pizzas familiares y ya nos las hemos comido todas?

—Y, ¿la bebé? —le pregunté cambiando de tema.

—Está bien, gracias a dios —sonrié viendo la luna —. Me sorprende ver lo emocionado que me pongo al pasar el tiempo —sonreí mostrando mis dientes —, en cinco meses iré a Chile para ver a Emily y poder apreciar mejor los ecogramas.

Eso me alegra.

—¿Ya sabes que nombre ponerle?

Nelson me había comentado que Emily, la madre de su niña, le había otorgado elegir el nombre si llegase a ser suyo. Y la verdad me gustó saber esa parte de Emily, es muy amable al dejarle elegir eso a Nelson.

—Sí, entre Valentina o Sofia estoy.

—Junto suena bonito —lamí mis labios —Valentina Sofia Farias...

—Hudd —completó —. El apellido de Emily es Hudd.

Aaaaaaaah, y yo de estúpida me había puesto celosa al ver el comentario de Nelson diciéndole a una Emily que le llegara al whatsapp.

Aveces me paso de pendeja.

—Suena bonito —le halague.

—Más bonita eres tú.

—Y ya empezaste con el chanceo, me había extrañado al no escucharte—

—Cállate Sidney —espetá riendo.

—Cállame.

Mordí mi labio levemente.

—¿Acaso quieres que te bese?

—Desde que llegamos aquí.

Él sonrió pícaro y se acerco a mí.

—Yo también me muero de ganas de besarte pero quiero que esto sea serio y que nos conozcamos mejor.

PERO ESTÁN VIENDO?

DIOS MIO SANTO, LO AMO.

—¿Mejor? Ya conozco todo de ti, literal.

—Pero yo no de ti —me respondió.

—Eres cruel —bufe.

Él lamió sus labios y asintió, alejando de mí y colocándose en la posición que había estado antes.

—En fin, me acordé hace rato que tu otro color favorito era el gris —dice muy seguro de sus palabras.

—Y el tuyo es el rosa, mujercita —me burlo.

—Ay chama, no te pases —hace un ademán de diva con la mano y su voz le salio aguda.

Yo en ese momento no pensé mucho y solté senda risota al escucharlo y verlo hacer eso.

De pana, eso se quedara guardado siempre en mi memoria.

Nelson se unió conmigo y reímos por un buen rato, hasta que nos cansamos y quedamos sin aire. Yo quite mi mirada de él y la enfoque en la luna que enmanda luz y hacia que se reflejara en el agua. De repente pasa una estrella fugaz haciendo que abra mis ojos a mil.

¡NO ME JODAS LA EXISTENCIA!

—Una-una estrella fugaz, Nelson, ¡Una bendita estrella fugaz!

—Pide un deseo.