SIDNEY RODRIGUEZ.
Nueve y pico de la noche.
Estábamos en el carro del hermano mayor de Grec, quien nos llevaba directo a la fiesta.
Me había colocado el mismo vestido blanco que utilice hace muchísimo tiempo en la fiesta de disfraces que hicieron los chicos. El vestido dejaba al descubierto mi espalda y tenia un escote pequeño, maquillaje en todo mi rostro, unas botas blancas con tacón grueso de tres centímetros y el cabello planchado.
No les mentire; me sentía bonita, estaba muy bonita.
Grec por su parte se fue más sensual, un vestido color vino pegado a su cuerpo resaltando su figura, su cabello color miel caía en ondas y unos tacones negros de punta fina.
Al llegar a la casa azul cielo la musica sonaba a todo volumen, habían bastante gente bailando, bebiendo y vomitando fuera de la casa, mientras que otros se besaban como si su vida dependiera de ello.
—Grec me llamas cuando se quieran ir —pidió Alejandro mirando a mi amiga.
—No dudes en eso —le guiñó el ojo y abrió la puerta saliendo del auto.
Él suspiro y volteo la cabeza para mirarme. Sus ojos verdes me escanearon de arriba a bajo haciendo que le regale una mirada nerviosa.
—Cuidate Sid.
—Lo haré.
—Hablo en serio.
—Y yo también.
—¿No piensas salir? —preguntó Grec abriendo la puerta.
Asentí y salí del auto sin despedirme de Alejandro.
Él no dudo ni cinco minutos para arrancar y largarse de ahí.
Lo conozco desde que entré a primer año y desde ese entonces he sabido que a él no le gusta ir a fiestas.
Le parece repugnante. Y a mí me parece que él es raro... guapo pero raro.
—¿Lista amiga? —me preguntó agarrandome la mano.
—Lista.
Entramos a la casa, y adivinen, había mucha más gente dentro que allá afuera. Apenas y podíamos caminar.
Como pudimos pasamos a toda esa gente que bailaba, bebía y fumaba. Hasta que llegamos a la cocina, donde había poca gente pero apunto de coger.
O bueno, hacer el amor.
Por respeto e incomodidad me cubrí los ojos con el dorso de la mano avisándole a Grec que desde ahora me iba a guiar.
Pise pies, zapatos, vestidos, escuche como se besaban, gemidos y más cosas inexplicables que sinceramente me da algo de asquito. Grec paró para agarrar algo donde le pregunté que hacia, me respondio que estaba agarrando una botella y siguió caminando hasta que sentí una brisa chocar con mi cuerpo.
Quite mis manos del rostro y solté el aire que sin darme cuenta estaba conteniendo.
Había una piscina, luces, más gente bailando, bebiendo y fumando, pero también habían gente que charlaba y reía cerca de la piscina.
ESTÁS LEYENDO
Carta » Nelson Farias
Hayran Kurgu«A pesar de todo prometí no irme y mírame, aquí estoy» FANFIC. BORRADOR. ALGUNAS FALTAS DE ORTOGRAFÍA. DERECHOS DE AUTOR © NELSON FARIAS. ...