Capítulo cincuenta y seis.

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NELSON FARÍAS.

—¿Tú muchísimo más? —le pregunté en broma.

Ehm... responde nerviosa.

Aún me siento culpable. No debí cagarle sus quince años de esa manera. ¿Qué mierda me sucedia en ese momento?

Sonreí como estúpido mientras veía mi reflejo en el espejo del baño. Me metí aquí porque Brayan empezó a hacer muecas sexuales nada normales y me daba miedo.

Bueno, ya de paso él no es normal.

—¿Sabes? Lo dudo —hablé escuchando como suspira —, porque a pesar de que me apoyes desde hace cinco años tu amor no se compara al mío.

¿Por qué?

Porque el tuyo sigue siendo amor de fan mientras que'l mío es real, es... no sé como explicarlo.

Escuché como colocaba un vaso de aluminio en una cosa de cerámica, como una isla.

¿Estás tan seguro que mi amor sigue siendo de fan?

Sí.

—Bueno, tal vez me quieras como amigo.

Una risa se escapó de sus labios haciendo que la sonrisa de estúpido se agrandara más.

No me gusta tanto mi sonrisa, hay veces que la hago muy forzada y no se ve nada real, pero la que tengo justo ahora se ve tan única, tan linda, tan real, tan llena de vida. Tenia tanto tiempo que no sonreía así.

Coño Sidney, ¿qué estás haciendo conmigo?

Y segun , ¿cómo me quieres?

Cómo una novia.

—Mi amor —escuché la voz de Daniela mientras abría la puerta —, regresa al cuarto que no hemos acabado.

¡MIERDA!

Se me había olvidado por completo que Daniela estaba en el departamento. Maldicion, esto me pasa por andar de despistado.

Puse mi dedo en mis labios dándole a entender que hiciera silencio, pero verga la chica como que no entiende que significa eso.

—¿Estás bien?

—Sí, regreso en unos minutos para allá.

—Me parece perfecto —se acerca a mi sensualmente y me da un corto beso en los labios —. Te espero para que terminemos lo que empezaste.

Le guiñe el ojo y ella salió del baño dejando su trasero al aire.

Es mejor que cuelguemurmuró Sidney —, así vas con ella.

No es lo que parece.

¿No pudiste haber dicho algo mejor?

¿No lo es? —preguntó irónica.

—No —murmuré.

Ah, porque parece que mientras me andabas metiendo senda labia una chica aparece no-sé-de-donde y te dice «mi amor, regresa al cuarto que no hemos acabado», muy tranquilo le dices que regresas pronto y de paso te da un beso y no quiero imaginar en donde.

Carta » Nelson FariasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora