Viceversa

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Mi corazón cede a la melancolía tras no encontrar tu amor.
La razón de mi existir se encuentra ausente, cuando creo que estoy listo para seguir, tus recuerdos vuelven a mi.
En especial aquellos días, frente al H4 mientras los rayos del sol son menos fuertes y más brillantes, donde aquél pasillo se llena de sombras, de personas enamoradas y de polvo que el viento lleva, así como el viento atrapa mi felicidad y se la lleva a otra parte del mundo.
Éste sentimiento tan inefable de querer volver hacía atrás, hace sonar mi voz tan solitaria, como un canto a la mitad del desierto.
Cómo una lágrima a mitad de la madrugada.
Un dolor inescuchable e indetectable.
Yo no juré amor perfecto, pero sí amor eterno.
Mientras que tú me juraste la viceversa.
Y ahora observo los árboles pasar, el pasto moverse en cada kilómetro que avanzo.
Y empiezo a entender que el paso del tiempo no tiene piedad ni siente remordimiento por nadie.
El frío eriza mi piel y mientras los rayos del sol desaparecen, mi tranquilidad se va con ellos.
Y junto con la luz de la luna llega mi desesperación por intentar encontrar tu cuerpo encima del mío.
Aquél hombre que amo con todas sus fuerzas, se encuentra perdido en el laberinto de la vida.
Donde cada paso es una estaca más al corazón, y cada abrir y cerrar de ojos no es nada más que la vida misma tomando el curso natural del amor.
Necesito un abrazo tuyo.
De esos que eran eternos y que creaban una esfera alrededor que nos protegía de todo.
Aún puedo sentir el frío de esas noches, la iluminación del anochecer, y las hojas de los árboles.
Todos esos recuerdos me atacan ferozmente en cuanto tengo un momento de soledad, y me golpean brutalmente hasta dejarme aturdido.
Pierdo la razón, y la noción del tiempo.
Creo que quiero llorar.
Y es que no puedo evitar sentirme solo, pues había encontrado alguien con quien compartir cada segundo de mi vida.
En realidad todo en mi marcha mal.
Empiezo a aceptar tu ausencia, aceptar que ésto realmente está pasando, que ésto realmente se acabó.
Después de tanto tiempo las esperanzas descendieron 140900 metros bajo la tierra.
Mi corazón empieza a aceptar que no volverás, pero mi mente ya no soporta más segundos de soledad.

Todo acabóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora