Todo acabó

sol, nubes, TÚ y yo.

El sol detrás de las nubes.
Me recuerda a tus ojos, reflejándose con la poca iluminación del día de ayer.
Tú caminar perfecto bajo la sombra de esos árboles que nos vieron ser felices y miserables por culpa del otro.
Tú existir, tu pensar, tu respirar, bajo la lluvia.
Ante el fuerte viento que crea estas fechas de invierno.
Me hacen sentir que camino alrededor de una estatua tuya.
El sol detrás de mí vida.
Tú pensar frente al mundo, me hacen saber que jamás encontraré alguien igual a ti.
Eres como las nubes, como un arcoiris, y como la misma lluvia, las tres al mismo tiempo.
La luna detrás de nuestras voces.
Un caminar infinito que jamás lleva a algo.
Y un sentar eterno que me lleva a pensar en tí.
En tu ausencia altamente notoria, en el hecho de pensar en el pasado, me hace querer regresar y olvido que estoy viviendo el presente.
¿En dónde estás?.
Estás en todos lados, aquí, allá, detrás y adelante.
¿Dónde puedo encontrarte otra vez?
Estoy enredado en una psicodelia, en una fuerte obsesión por volver a ver tus ojos y tú forma potencialmente sensual de caminar, y cómo el viento lleva tu cabello a tu cara y como intentas peinarte con tus manos delicadas, que alguna vez tomé con todo el derecho, y con todo el amor.
Pero nena, pareciera que te esfuerzas cada día por hacerme sentir miserable.
El sol, detrás de nuestras vidas, cariño.
El sol que se apaga, que nos termina, que nos acaba.
El mismo sol que ilumina la vida de todos.
Pero, ¿De que me sirve el sol, si no te tengo a ti para salvarme de mi pensar?.
Realmente, ¿Esto es lo que queremos?.