Todo acabó

Atardecer

Veo el atardecer, desde un balcón
Y mi mente se queda plasmada en el crepúsculo que creamos con éste amorío.
Veo desde aquí como la luna se ilumina poco a poco y cómo la hipocresía de la humanidad resplandece con la ausencia de los rayos del sol.
He de verme caer y he de verme levantar.
Veo a la gente irse y apartarse de las personas, veo al mundo desplomarse, lentamente cómo el avanzar del tiempo.
He vivido 17 años, y me pregunto cada maldito segundo si lo que hago vale la pena o si voy a ser alguien que valga toda esa pena y cada esfuerzo que he hecho.
Estoy privandome de mi libertad día a día. Cada vez que prefiero quedarme en casa en vez de salir, cada vez que veo una oportunidad para ser una mejor persona y la dejo ir, cada vez que me piden una opinión y digo lo que no tengo que decir.
Joder! Mi paranoia está regresando, y cuando lo hace, regresa con más fuerza.
Veo el atardecer casi todos los días, y a pesar de ser monótono, no me fastidia e intento verlo todos los días.
En cambio tú, eres como un ciclo. Jamás cambias y siempre eres igual, eso no va a llevarte a ningún lugar.
Veo el ciclo de la luna.
Veo el ciclo de la vida, y logro entenderlo perfectamente.
Pero no logro entender el ciclo de mi vida y eso está acabando conmigo.
Sólo quiero ir a un lugar donde no haya ido nadie.
Y perderme, hablar conmigo mismo hasta que haya dicho todo lo que tengo que decir. Y entonces morir.
Quiero encontrar ese lugar y llevarte conmigo. Y morir.
Sé que voy a volverte a ver.
Sólo tengo que esperar.
Quiero encontrar la belleza de la vida contigo, y lo he hecho, y lo he hecho bien. Porque cariño... si tengo que morir para que seas feliz, yo moriría por tí.
Y todas esas conversaciones explotan en mi cabeza. Todas esas promesas rebotan en mi mente y me están volviendome loco.
Porque cariño... te he dejado ir porque prometí que lo haría, y al menos quiero cumplir una promesa.
Quiero encontrar ese lugar y detener el tiempo.
Porque cariño... me has arrebatado las ganas de seguir adelante.
Necesito paz, porque se me ha olvidado que se siente tener un segundo de tranquilidad.
Estás en mi presente todo el tiempo.
En las nubes, en las hojas de los árboles, en los relámpagos de las tormentas, en el frío de cada noche, estás en el calor de los días, en las canciones que escucho repetitiva y desesperadamente tratando de encontrarte en algún verso, en las palabras que digo, en los pasos que doy.
Solo necesito que me perdones por haber encontrado todo lo que buscaba, en tí.
Quiero encontrar ese lugar, caminar hasta el fin del mundo, y morir.