Todo acabó

llámame

¿Aún sigues creyendo que estoy bien?
Sol, luna, viento, agua y fuego, cada segundo es una lucha constante contra mi mismo, pero la lucha más importante es contra tu ausencia.
Sé que prometí que dejaría todo esto atrás, pero no puedo despegar mis pies de aquel día.
Ahora, eres un producto de mi imaginación.
Me es tan triste el hecho de que ya no puedo tocar tus manos, tus mejillas y tú espalda.
Sólo quiero regresar el tiempo.
Pero me estoy ahogando.
Por eso te escribo esto, para que sepas que te extraño, y que por sobre todas las cosas, te necesito.
No puedo vivir en paz pensando que alguien va a hacerte inmensa y estúpidamente felíz. Sé que es egoísta, pero espero, y le ruego a Dios que no lo encuentres, porque cuando lo encuentres, no vas a volver a pensar en mí, y ese día, voy a morir. Ese día no tendré otra oportunidad.
Nunca te pedí más de lo que te daba.
Te pedía lo que necesitaba.
Pero fuera de todo esto.
Me siento mal, porque fui yo quién arruinó todo esto.
Y estoy siendo yo quien me hace daño.
Me siento un imbécil cuando pienso que de no haber corrompido nuestra secuencia, nos encontraríamos bien.
Enciendo un cigarro tras otro, tratando de encontrarte en las figuras del humo.
Sólo quisiera volver a ver tus ojos.
Estoy quedando inconciente.
Es tan estúpido, darme cuenta que lo tenía todo antes de que te fueras.
Supongo que me lo merezco.
Supongo que me merezco esta soledad, este despecho.
Pero también creo que te merezco.
Engañame, no me importa, porque aunque sepa que estás mintiendo voy a creerte, porque prefiero vivir así que vivir sin tí.
Recuérdame, cuándo veas el cielo, cuando estés sola, cuando tú mente esté llena de problemas.
Recuérdame, que yo estaré esperando a que me llames.
Cómo antes, como quiero que sea siempre.
Cómo estoy a punto de romper mi miedo por tu rechazo una maldita y última vez.