Todo acabó

Bajo las mismas cosas de siempre

Estoy.
Bajo el mismo sol que destella a todas las personas del mundo.
Bajo la misma luna que consuela a todas las personas con sus esperanzas hundidas en la tierra.
Detrás de las montañas que asombran a cualquier mortal.
Atrapado en el pasado, pretendiendo que el futuro es algo que me interesa.
Agobiado por las mismas horas de trabajo que tanto hacen corromper a las personas.
Desinteresado por el futuro que llena de preocupaciones a todo ser humano.
Bajo el mismo cielo que tanto llena de temor a las personas que viajan por primera vez en avión.
Hechizado por tu forma de ser.
Perdidamente enamorado de tus mejillas, ojos, cejas y labios que alguna vez me pertenecieron.
Firme ante la idea de que eres el mismo cielo, una escultura, arte, un poema, el océano, un destello, el amanecer, un crepúsculo, un eclipse, el mismo sol, la mismísima luna, eres cada estrella que existe, eres el día y la noche, eres el fuego y el agua, eres viento, eres sinfonía, eres placer visual, eres inefable, intocable e inolvidable.
Atormentado por tu ausencia en cada respiro.
Confundido por las palabras que dijimos.
Encadenado por las promesas que tanto llenan de ilusión a las personas.
Desesperanzado por la carencia de amor que vuelve estúpido al ser más inteligente y vuelve al ser más estúpido en el ser más romántico del universo.
Sentado, mientras veo a las personas bailar las canciones que llenan de alegría los corazones rotos, enamorados y confundidos.
Ocupado, tratando de olvidar los mismos recuerdos que pueden llevarte a la perdición.
Pensando en las decisiones que uno toma para forjar una mejor persona.
Desalmado, por la misma mujer que alguna vez amé con todo mi corazón y con todo mi ser.
Nostálgico, por escuchar esa voz que alguna vez me hizo sentir amado.
Muerto, por lastimar a la mujer que alguna vez me hizo sentir tan vivo.