Todo acabó

50 años

No puedo hablar, y tampoco sentir.
No puedo amar sin odiar, ni odiar sin amar.
No creo que eso cambie.
Quizá todo sería mejor si el tiempo no avanzara.
Aparentemente las cosas no han cambiado.
Aún sigues golpeando mi cabeza cada noche.
Mi autosuperación se quedó estancada, y se fragmentó mi idea vital de querer ser feliz.
No sé cómo pasó, pero pasó.
No sé cómo es que sigo vivo, pero aún existo.
Solo la noche sabe cuántas horas no he dormido.
Y solo el día sabe cuánto tiempo pienso en tí.
Pierdo la corriente del mundo.
Me di cuenta de que no importa si yo estoy o no, el mundo sigue girando.
Y debería implementar esa idea en mi.
Que no importe si no estés, debería seguir girando.
Sabes bien que pasó.
Sabes bien cuánto me afectó.
Ya no se que espero de tí, o de mi.
No sé en qué momento ésto paso de ser triste a ser miserable.
Tal vez el tiempo decida conservar ésta historia.
Quizá el cielo ruegue por verte otra vez.
Y quizá algún día me de cuenta de la suerte que tengo al estar vivo.
Viendo personas juntas, besándose y queriendose.
Me gustaría ser como ellos.
Me gustaría ponerme una venda en los ojos y pretender que cuando amas a alguien el mundo marcha bien, incluso si muero ese mismo día.
Detrás de la luna encontraré algo que me haga sentir bien.
O quizá debajo del mar.
Quizá bajo la tierra.
O quizá, dentro de 50 años.