En las brasas

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Hace mucho tiempo que no tengo un sueño por perseguir.
Comienzo a creer que aquella dulce y triste promesa de amor ingenuo, terminará por quemarse en las mismas brasas que quedaron de aquellos despechos vestidos con falsos sentimientos y afecto envuelto.
Se me da mucho contar los días en los que la otra almohada no se ocupa.
No es suficiente creer o saber que el tiempo, termina por convertir al amor en solo una palabra tan extravagante, tan curiosa, tan buscada, o en un vacío que consume el alma.
No hay tiempo para medir cuántos pasos hay desde donde habita tu presencia a dónde está mi esfuerzo nulo por existir tranquilamente.
En las mañanas se siente como si el sol quisiera dejar de brillar, a veces creo que se compadece de mi mediocre existencia que siento que se alejara para no hacerme sentir tan diminuto.
Despierto con un sabor amargo en la boca, que me hace querer disolverme en la cama.
Pero, lo peor que pudo haber pasado es que me quedara tristemente acompañado por tus recuerdos.
Y aquí estoy, terriblemente desolado.
No hay espacio para la imaginación en este pequeño cuadro que controla mi vida.
Alguien sáqueme, que mi alma arde, que mis lágrimas no pueden salir.
Alguien venga a salvarme.
Tan solo me queda ver el cielo por la noche, y esperar que tú voz perfectamente grabada en mi mente, no venga a arrebatarme el sueño.
Ya no tiene ni sentido agonizar por el silencio ensordecedor que hay en casa.
Porque te sueño con tanta frecuencia, que no hace falta que regreses.
Si me disculpas, cariño mío, tengo que ir a la cama.

Todo acabóDonde viven las historias. Descúbrelo ahora