Capítulo 29: Ya es tiempo

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Dian se emocionó ante la ocurrencia del chico.

D- Y yo también a ti - susurró con una sonrisa mientras veía a Villa entrar a su auto e irse a su departamento.

P.D- ¡Dian!

Escuchó a su padre llamarla, cerró la puerta y fue a donde él.

D- ¿Qué pasó, papá?

P.D- Quiero hablar contigo sobre algo.

D- Claro.

"Que no sea sobre Villa, que no sea sobre Villa"

P.D- Quiero hablarte sobre Villa.

"¿En serio?"

D- ¿Ah sí? Y y... ¿Sobre qué tema relacionado con él quieres hablar?- intentaba no mostrarse nerviosa, pero si se trataba de hablar sobre Villa, era imposible, sobretodo si su papá era el que quería hacerlo. Imagínense.

P.D- Pues mira, noté algo entre ustedes, y quiero ser directo contigo: ¿Son pareja?

D- ¿Qué? No no no, papá, Villa y yo sólo somos amigos.

P.D Está bien, bueno, entonces ¿No te llama la atención?

D- ¿Llamar la atención?- fingió que no había entendido la incómoda pregunta que le hizo su padre. ¿Por qué su papá preguntaba esto?

P.D- Que si a ti no te gusta Juan Pablo.

D- ¿Qué? No no no, para nada JAJAJA. ¿Yo? Nunca, jamás... ¿Yo?

Sí... Dian no sería buena actriz...

Sergio claramente sabía que su hija no le decía la verdad, así que decidió seguirle el juego en su tierna mentira.

P.D- Okey, te creo.

D- Sí, o sea sí lo quiero, pero sólo como amigos.

P.D- Ah, bien bien.

D- Sí...

S- Pues bueno, debo de admitir que Juan es un buen muchacho, pero por favor ten mucho cuidado siempre, ¿entendido?

D- Entendido. Gracias, papá- le dedicó una sonrisa a su padre.

M.D- Y si tu padre se empieza a poner celoso, ya le dije lo que tiene que hacer, ¿Verdad, amor?- Rocío acababa de entrar a la cocina (lugar donde estaban hablando), y al parecer, estaba escuchando la conversación que su esposo e hija mantenían.

D- Jaja ¿En serio?

M.D- En serio, a ver, amor, ¿qué no tienen los elotes?

P.D- Maiz.

D- ¿Qué no es "maíz"?... Ah ya jajaj- dijo riendo ante esa ocurrencia.

M.D- ¿Y completo cómo suena?- dijo aún en la misma posición.

P.D- Los elotes no tienen maiz, los elotes no tienen maiz.

M.D- ¡Muy bien!

D- Jajaja, gracias por eso, mamá.

M.D- Jaja no hay de qué, intentaré mantenerlo a raya.

P.D- Ya veremos eso.

M.D- Claro que sí- dijo sarcástica.

D- Jajajajajajaja.

M.D- Jaja, y oye... Dian, ¿Sabes algo de César?

Dian ya decía que era muy raro que ese día estuviera yendo tan bien.

En ese instante, la alegría que se había juntado en Dian todo ese día, desapareció como lo hace la confianza ante una traición, para ser reemplazada por sus pensamientos y recuerdos negativos que por un par de días había olvidado.
No culpó a su madre, ella no tenía idea, y esperaba que así sugiera siendo.

Cuando La Rosa MueraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora